El excesivo uso que hacen los chicos de las pantallas electrónicas: tablets, computadoras y TV puede derivar en problemas de aislamiento y salud. La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) lanzó la advertencia: los chicos pasan hasta ocho horas por día frente a una pantalla electrónica (sumando televisión, PC, tablet y celular), un nivel de exposición que debe bajar a dos horas. ¿Por qué? Según la institución, esa ya se convirtió en la actividad principal de muchos nenes, por encima del deporte, el estudio y hasta las horas de sueño. Y el alto consumo puede derivar en problemas de salud o comportamiento.
Especialistas argentinos consultados coincidieron en el diagnóstico y en la necesidad de que los padres intervengan para fijar límites. “Me parece correcto el tope de dos horas y también la recomendación de la AAP de retirar televisores y computadoras de los dormitorios de los chicos hasta que lleguen a la adolescencia”, dice Clara Raznoszczyk de Schejtman, psicóloga y profesora de Psicología de la Niñez en la UBA.
Según la especialista, el uso excesivo de la tecnología puede aumentar el aislamiento de los chicos porque empiezan a sumar horas sin necesitar relacionarse con otros. Esa dinámica, los conduce a que no puedan medir fuerzas con un par durante un juego y a que tampoco perciban las emociones del otro si están participando en un juego online: se dificulta el aprendizaje de funciones esenciales. “Hoy en día ves chicos que prefieren jugar con la PC antes que salir a la calle”, dice Raznoszczyk.
La AAP, que también recomendó que los menores de dos años no tengan ningún vínculo con las pantallas, indicó que la “hiperconexión” puede explicar el aumento de casos de obesidad infantil por sedentarismo y de mayores niveles de agresividad, pasando por problemas para dormir o déficit de atención. Los expertos señalan algunos síntomas de alarma: dolores de columna frecuentes, dolores en las articulaciones y falta de entusiasmo por actividades normales.
“El tiempo es cada vez más finito, si le dedicás cada vez más a la tecnología, necesariamente le estás quitando a otras actividades importantes”, argumenta el jefe de psiconeurología infantil del Hospital Italiano, Esteban Vaucheret Paz.
Para el médico Ariel Melamud, coordinador del grupo de Informática de la Sociedad Argentina de Pediatría, “lo que hay que evitar es el uso abusivo. Lo padres tienen que dialogar con sus hijos y establecer acuerdos de uso. Saber qué consumen y durante cuánto tiempo. Y verificar que esos acuerdos se cumplan. El límite de horas depende más de un consenso familiar”.
En esa línea, Melamud explica: “Que un nene esté más tiempo frente a las pantallas que sus padres es lógico, es generacional. Los chicos son multimediales, tienen la capacidad de manejar varias tecnologías al mismo tiempo y de desarrollar habilidades”. Por eso, aclara que sería un error considerar a la tecnología peligrosa. La clave: frenar conductas de adicción.
“No hay que alarmarse, pero cada vez son más las mamás que llegan a una consulta por otro tema y cuentan que les preocupa ver que sus chicos pasan mucho tiempo online”, explica Vaucheret Paz. “Preguntan si eso puede traer problemas de salud”, profundiza.
Pero en la comunidad científica no todas son críticas. Una de las autoras del trabajo de la AAP, la doctora Marjorie Hogan, de la Universidad de Minnesota, destacó aspectos positivos de las nuevas tecnologías. “Para los adolescentes estar conectados con sus pares es importante a la hora de formar la personalidad”. En esa línea, los expertos locales aclaran que algunos juegos ayudan a desarrollar habilidades estratégicas, de anticipación de situaciones e incluso reflejos, si se usan moderadamente. Además, Internet y la televisión pueden servir en proyectos educativos.
Las costumbres cambian y la realidad se vuelve más compleja. Antes, las mamás tenían que salir a la vereda para pedirle a los chicos que dejen de romper las zapatillas, agarren la pelota y entren a cenar. Ahora, la clave pasa por conseguir que desconecten el wi-fi.
Fuente Sociedad Argentina de Pediatría