G-FB8DD12N61 Argentina volvió a los mercados: un paso adelante, pero solo el inicio
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Argentina volvió a los mercados: un paso adelante, pero solo el inicio

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    Telediario Digital
  • hace 2 horas
  • 2 Min. de lectura

Después de casi ocho años sin financiamiento voluntario en moneda extranjera, el Tesoro volvió a colocar un bono en dólares: fueron 1.000 millones del nuevo Bonar 2029, con una TIR del 9,26%, cerca de 100 puntos por debajo de los bonos comparables. Algunos analistas esperaban una emisión más grande —en torno a los 2.000 millones— y una tasa más baja, cercana al 8%. El resultado no es un gol de media cancha, pero cumple el objetivo principal: conseguir los dólares necesarios para pagar la amortización de Bonares (AL29 y AL30) del 9 de enero sin tensar el frente cambiario.


La demanda total superó los 1.400 millones, con más de 2.500 inversores participando. Es, al menos, una señal clara de interés por riesgo argentino a estas tasas, incluso bajo legislación local y con vencimiento en 2029.


El próximo desafío es más complejo. El gobierno aspiraría a emitir en el mercado internacional hacia enero para cubrir los pagos de los Globales 2029 y 2030, que suman algo más de 3.000 millones de dólares. Ese test es distinto, porque ya no se trata de bancos locales o fondos regionales, sino de inversores globales. Para que sea posible, el riesgo país —hoy cerca de 600 puntos— debería seguir bajando y, además, se necesita la aprobación del Congreso para emitir deuda bajo legislación extranjera.


Más allá de esto, la colocación tiene implicancias relevantes para la macro. En primer lugar, reduce el riesgo de default en el corto plazo, lo que debería contribuir a bajar el riesgo país. En segundo lugar, alivia la presión sobre el dólar: si hay financiamiento, no hace falta comprar divisas para pagar deuda, y con eso también se disipa el temor de que el esquema de bandas quedara bajo estrés por compras agresivas de dólares.


La estrategia del gobierno parece ser sostener este equilibrio frágil —un régimen de bandas sin acumulación significativa de reservas— hasta que se abra el mercado internacional. Si eso ocurre, el financiamiento externo permitiría empezar a recomponer reservas, lo que fortalecería al BCRA y al peso, reduciendo la volatilidad cambiaria. Si ese proceso se afianza, podría generarse un círculo virtuoso: menor riesgo país, más acceso a mercados, más reservas y menos presión sobre el tipo de cambio.


(Foto: X @JMilei)
(Foto: X @JMilei)

El desafío, como siempre, es la sostenibilidad. Tomar deuda en dólares no es malo en sí mismo; el problema es hacerlo a tasas insostenibles o sin un plan que reduzca la vulnerabilidad externa. Si el gobierno logra combinar estas colocaciones con una baja consistente del riesgo país, más reservas y una consolidación fiscal creíble, la puerta que hoy se entreabrió puede transformarse en una oportunidad real para dejar atrás la lógica de crisis recurrentes.


Por ahora, es un paso adelante. Importante, necesario, pero todavía lejos del final del camino.

 
 

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