Es corriente escuchar a las personas debatiendo sobre el futuro del sistema previsional, donde se repiten una y otra vez las distintas ventajas y desventajas de que el sistema esté en manos de empresas privadas o en manos del Estado Nacional. A mi juicio, éste se trataría de un inconfundible caso de racionalidad instrumental, es decir, de pensar en los medios más racionales para lograr un fin, sin importar cuál sea éste. Y parece que el gobierno entiende esto a la perfección, ya que la discusión anterior ha sido, en principio, motivada desde el gobierno nacional, quien busca que los argentinos nos pasemos discutiendo sobre cuestiones que no son acuciantes en los días por venir.