Productores del Chaco se quedan sin mercado y usan la cosecha como forraje en medio de una caída de consumo
- Telediario Digital
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Productores de Lavalle y otras zonas del Chaco no consiguen vender lo que siembran. Ante precios ínfimos y sin consumo interno, usan la cosecha para alimentar ganado mientras familias de la región ya no pueden pagar alimentos. El ministro de Producción, Oscar Dudik, advierte sobre un modelo que castiga al interior productivo.
La imagen es brutal: montañas de producción hortícola transformadas en alimento para animales. No porque sobre, sino porque no vale nada. Productores de distintas zonas del Chaco, especialmente en Lavalle, enfrentan una crisis que vuelve a desnudar la fragilidad de las economías regionales: sin mercado, sin precios y con familias que ya no pueden pagar lo básico.
En diálogo con Telediario, el ministro de Producción de Chaco, Oscar Dudik, describió una postal que ya se repite año tras año.
“A veces parece que es pecado producir más”, cuestionó. La caída del consumo interno, los costos que superan cualquier rentabilidad y una estructura logística que encarece todo dejan al productor en una encrucijada: cosechar implica perder plata.
En cultivos como el girasol —donde la provincia es primicia nacional— la situación está incluso más tensionada. Dudik denunció que solo seis o siete empresas exportadoras concentran la comercialización, y que mientras el precio internacional se mantiene estable en mercados como Rotterdam, en Argentina baja sin explicación clara.
“No pedimos intervenir el mercado. Pedimos reglas claras y que los productores estén sentados en la mesa”, planteó.
El peso de la distancia y el castigo histórico al norte
Dudik fue directo: la crisis no se explica solo por variables coyunturales. “Nuestros insumos son más caros y estamos muy lejos de los puertos. Es una desventaja estructural que ninguna gestión ha corregido”, remarcó.

El ministro sumó un concepto que atraviesa a todas las provincias del norte: la falta de una mirada federal sostenida en el tiempo. Recordó que problemas similares atraviesan Misiones con la yerba, Tucumán con la caña, Córdoba con el maní y otras provincias con sus producciones base.
“Cada región motoriza trabajo, pero la distancia al poder central nos condiciona. No somos una isla”, agregó.
Para Dudik, esta crisis no es exclusiva del gobierno actual: “Es recurrente y viene de décadas”. Sin embargo, advierte que sin políticas activas, articulación entre provincias y reglas de juego previsibles, el mapa productivo seguirá concentrándose en pocas zonas y expulsando a miles de familias del interior profundo.
Mientras los productores siguen regalando su cosecha a los animales porque no conviene venderla, la pregunta que queda flotando es incómoda y urgente:¿cuánto más puede soportar el interior productivo antes de dejar de producir?

