El héroe del rescate imposible: la historia de amistad y coraje detrás de una hazaña en Malvinas
- Telediario Digital
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Jorge “Picho” Svendsen se metió con su helicóptero en el mar para salvar a un compañero que se hundía en las aguas heladas de Malvinas. Décadas después, su amigo y artillero, Martín San Miguel, revive aquel momento que los unió para siempre.
Hay escenas que parecen de película, pero ocurrieron de verdad. En medio del Atlántico Sur, durante la guerra de Malvinas, un piloto riocuartense decidió jugarse la vida por un camarada.
Jorge “Picho” Svendsen no dudó un segundo: bajó su helicóptero hasta tocar el agua y permitió que su artillero estirara el brazo para rescatar a un aviador naval que se estaba congelando.

Más de 40 años después, esa maniobra sigue estremeciendo. Martín San Miguel, quien era su artillero, todavía se emociona al recordarlo.
“El Picho y yo veíamos que teníamos a un camarada que pedía por favor que lo salváramos, porque si no, iba a morir. Nos cruzamos la mirada y dijimos: tenemos que sacarlo, no sé cómo, pero tenemos que sacarlo”, cuenta con la voz quebrada.
El rescate fue casi suicida. San Miguel se desabrochó el cinturón, se bajó a los esquíes del helicóptero y, con medio cuerpo dentro del mar, alcanzó al piloto.
“Lo tenía de una mano y el Picho empezó a levantar. Si me caía, moría, pero no lo iba a soltar”, recuerda.

Cuando lo subieron al helicóptero, el piloto apenas respiraba. “Le pegaba cachetadas para que no se durmiera. Lo mantuvimos vivo hasta el hospital”, relató.
Aquella proeza, reconocida entre las más audaces de la guerra, hoy vuelve a cobrar vida con el homenaje que el Concejo Deliberante de Río Cuarto le brindará a Svendsen: una calle de nuestra ciudad llevará su nombre.
“Él no solo fue un jefe, fue un líder. Gracias a él muchos volvimos con vida”, dijo San Miguel con lágrimas en los ojos.
También lo recuerda su compañero de la infancia, Enrique Vollenweider: “Jorge era un tipazo, siempre alegre, rebelde, pero con un enorme corazón. Nunca se olvidó de sus amigos de Río Cuarto”.
“Nosotros los veteranos nunca tuvimos miedo a morir”, reflexiona San Miguel. “El único miedo que tenemos es al olvido. Por eso este homenaje es tan importante: porque en esta ciudad no se olvidan a los héroes”.

