Precios bajos, deudas y falta de apoyo: el duro testimonio de un productor de yerba que dejó el campo después de 20 años
- Telediario Digital

- 19 ago
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Cristian Klingbeil, productor de yerba mate y té en Misiones, decidió cerrar su chacra y cambiar de rubro. Denuncia una situación insostenible para las economías regionales y alerta sobre una crisis silenciosa que se agrava: “Si trabajo, me fundo; si no trabajo, también”.

La crisis de las economías regionales en Argentina tiene un nuevo rostro: el de Cristian Klingbeil, productor misionero de té y yerba mate que, tras más de 20 años dedicados a la actividad rural, tomó una de las decisiones más difíciles de su vida: abandonar el campo.
Lo hizo luego de años de esfuerzo, endeudamiento, reuniones con funcionarios de distintos gobiernos, promesas incumplidas y precios que no alcanzan ni para cubrir los costos básicos.
En diálogo con Telediario Federal, Klingbeil fue contundente:
“Desde diciembre venía analizando dejar todo. En mayo terminé la zafra y dije: basta. Estamos en un callejón sin salida. Nadie escucha. El que debería hacerlo no lo ve. Nos salimos del mapa económico”.

Un giro forzado: del campo al taller
Desde junio, trabaja con su padre en un taller metalúrgico. "Gracias a Dios tenemos laburo", dice, pero reconoce que su salida no es la regla: “Ayer un productor fue a cobrar la yerba del año pasado. Los cheques rebotaron. Se presentó con bidones de nafta y amenazó con prenderse fuego. Eso te muestra el nivel de desesperación”.
Klingbeil describe una realidad que muchos productores conocen bien:
“Si laburo, me fundo; si no laburo, también. Yo prestaba servicios de cosecha a pequeños productores. Este año me ofrecieron el doble de los teales, pero no acepté. Porque cada vez que salgo a trabajar, pierdo más plata”.
Las cifras son alarmantes: solo para cosechar 100 hectáreas de té, necesita entre 40 y 50 millones de pesos en insumos, mantenimiento y mano de obra. Aún con esa inversión, no hay garantías de recuperar lo gastado.
“Si tuviera ese dinero, lo pongo en un plazo fijo o hago carry trade. Al menos sé que en mayo del año que viene tengo esa plata y algo de ganancia. En cambio, con el campo no sé si recupero nada”.

Klingbeil asegura que ningún gobierno en los últimos 20 años ha atendido de verdad las necesidades de las economías regionales. “Todos los gobiernos miran solo la soja, la minería, el petróleo. Pero la yerba y el té sostienen a miles de familias en el norte del país. Y hoy estamos solos”.
El productor apunta directamente a la falta de políticas para las economías regionales:
“El precio de la yerba es más bajo que en el invierno de 2023. Pagamos cinco veces más por el gasoil. ¿Cómo se subsiste así? Ni hablar de la luz o los impuestos”.
Además, alerta sobre la ruptura de la cadena de pagos:
“Hay cheques que rebotan todos los días. No hay crédito, no hay descubierto. Todo se corta. Los secaderos no pueden pagar y los productores no tienen cómo seguir”.
“Me encanta el campo. Me apasiona plantar, trabajar, meterle 15 horas al día si hace falta. Pero tengo una familia, tengo hijas que van a la escuela. Y no puedo seguir apostando a algo que no tiene futuro”




