Le tiró agua hirviendo a su preceptor y solo lo suspendieron 3 días
- Telediario Digital

- 3 nov
- 2 Min. de lectura
El hecho ocurrió en el colegio San Buenaventura. Un alumno de sexto año le echó agua caliente en la espalda a un preceptor con 20 años de antigüedad. La sanción aplicada desató el malestar de padres y docentes, que reclaman medidas ejemplificadoras.

Un episodio de violencia escolar conmueve a la comunidad educativa del colegio San Buenaventura, en pleno centro de Río Cuarto. Un alumno de sexto año arrojó agua hirviendo de un termo a la espalda de un preceptor, provocándole lesiones. El hecho ocurrió el miércoles de la semana pasada y se conoció públicamente durante el fin de semana.
Según trascendió, el estudiante habría dicho que se trató de “una broma”, aunque el preceptor —con más de 20 años en la institución— no encuentra explicación a lo sucedido. Tras el ataque, el trabajador educativo fue atendido por las quemaduras y actualmente se encuentra recuperándose, mientras evalúa si volverá o no a su puesto.
La dirección del colegio resolvió sancionar al alumno con tres días de suspensión, medida que generó fuerte rechazo entre los padres y compañeros del establecimiento. Durante el fin de semana, familias colocaron carteles en apoyo al preceptor y cuestionaron “la falta de medidas adecuadas frente a un hecho de tal gravedad”.

“Esto no puede pasar por alto”, expresaron en los mensajes difundidos por la comunidad escolar, que denunció además otros episodios de maltrato o falta de disciplina dentro del colegio. Algunos padres aseguran tener miedo de hablar por temor a represalias hacia sus hijos.
Desde el gremio docente UEPC confirmaron que acompañan al preceptor agredido y calificaron el hecho como parte de una escala creciente de violencia hacia los trabajadores de la educación.
“No es un caso aislado. Hay muchos docentes que son víctimas de situaciones similares”, advirtió la titular Silvia David.
Mientras tanto, el educador continúa de licencia médica y analiza su continuidad en la institución. La comunidad reclama una sanción ejemplar y una revisión profunda de los mecanismos de convivencia escolar.




