La inflación de noviembre: crece la Emergencia Alimentaria en Córdoba

El Centro de Almaceneros difundió el informe del IETSE: la inflación fue del 2,4% en noviembre. Más del 58% de los hogares no cubre la Canasta Básica y casi 90% financia comida con deuda o fiado.

La inflación de noviembre volvió a ubicarse por encima del 2% en Córdoba y, lejos de mostrar señales de alivio, convive con un deterioro social cada vez más profundo. El nuevo informe del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE), difundido por el Centro de Almaceneros de Córdoba, reveló una suba del 2,4%, apenas por encima de octubre, pero suficiente para confirmar un piso que el indicador no consigue perforar.

El rubro Alimentos y Bebidas sin Alcohol, clave para medir el pulso cotidiano de las familias, aumentó 2,6%, arrastrado por un salto de más del 10% en la carne vacuna, además de incrementos del 6% en frutas y verduras. A esto se sumaron ajustes en el transporte urbano y en los servicios de agua y electricidad, entre 3% y 4%, que presionan sobre los presupuestos familiares, aun cuando el rubro “Vivienda, Agua y Electricidad” no refleja, según el IETSE, la verdadera carga que representan en el ingreso real de los hogares.

Pero el dato más crítico del informe está en el frente social. Las encuestas del IETSE, realizadas sobre 2.500 hogares, muestran que el 58,3% no logró cubrir la Canasta Básica Alimentaria. Entre quienes sí la alcanzaron, el 72% dependió de asistencia estatal. Más de la mitad de los hogares eliminó alguna comida diaria, un 31% reportó hambre no satisfecho, y casi el 20% tuvo que pedir comida o dinero para alimentarse. Alimentarse en Argentina dejó de ser una obviedad y se convirtió en un desafío diario.

El golpe también se siente en el comercio minorista, especialmente en economías regionales donde el consumo es el motor de la actividad. Las ventas cayeron 9,2% interanual en noviembre, y el acumulado enero–noviembre marca un desplome del 21,9% frente a 2024. Para Córdoba y el interior productivo, esto implica uno de los años más duros de la última década, con locales que cierran, cadenas de pago que se cortan y un consumo que se sostiene “a fiado”.

Desde una mirada federal, el informe vuelve a poner sobre la mesa un reclamo histórico: sin recomposición de ingresos y sin un programa que contemple las realidades del interior, cualquier política antiinflacionaria queda incompleta. La estabilidad de precios pierde sentido cuando la mayoría de los hogares no puede garantizar su alimentación.