La historia en primera persona de una mujer que logró ser madre gracias a la subrogación de vientre

La maternidad por subrogación volvió a estar en debate público en Argentina luego de un reciente caso judicial en Córdoba. En medio de esa discusión, Luciana Altobelo compartió su experiencia en primera persona: un recorrido de más de una década marcado por pérdidas, intentos frustrados de adopción y finalmente la llegada de sus hijos, Salvador y Olivia, gracias a la gestación por sustitución en Ucrania y en nuestro país.

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“Pasamos diez años de tratamientos, perdimos tres embarazos y también intentamos adoptar en tres oportunidades, sin éxito”, relató Luciana. Ante ese camino lleno de obstáculos, junto a su pareja decidió viajar a Ucrania en 2019. Allí nació Salvador, en 2021, a través de un proceso de subrogación legal.

“Fue mi primer ángel, Inna, la mujer que gestó a mi hijo. Hasta el día de hoy tengo contacto con ella. Siempre tuve claro que no había nada que ocultar: mis hijos sabrían desde el inicio cómo llegaron al mundo”, subrayó.

Años después, el deseo de Salvador de tener una hermana encontró respuesta en un gesto de amor inesperado: Coty, amiga de la infancia de Luciana, ofreció ser gestante en Argentina. Tras un proceso judicial y médico que se extendió durante meses, nació Olivia en marzo de 2024 en una clínica de Río Cuarto.

“Con Coty vivimos un embarazo maravilloso, fue como sentir que éramos una sola. Estuve presente en el parto y hasta logré inducir la lactancia para darle la teta a mi hija”, recordó emocionada.

En la entrevista, Altobelo destacó la situación ambigua que atraviesa la gestación por sustitución en Argentina: “No está regulada, pero tampoco prohibida. Eso genera desigualdades: no todos pueden acceder y muchos procesos se hacen de manera insegura. Necesitamos una ley que contemple la subrogación altruista y que las obras sociales la cubran”.

Además, anticipó que en noviembre participará de un conversatorio en el Congreso junto a legisladores y representantes de la Corte Suprema para dar testimonio y aportar al debate.

Un libro para acompañar a otras familias

La experiencia quedó plasmada en su libro Todas mis maternidades, donde narra un camino de búsquedas, pérdidas y renacimientos.

“No lo siento como un fracaso, sino como una conquista, como un acto de amor. Mis hijos son amor puro porque una mujer, con generosidad, los gestó para mí”, concluyó.