Crecen los tambos grandes y caen los medianos: Qué está pasando con la lechería en el interior del país

Un informe oficial confirma un cambio estructural profundo: cae la cantidad de establecimientos, crece la escala productiva y los tambos más grandes concentran una porción cada vez mayor de la leche nacional. Buenos Aires y Córdoba lideran el proceso, mientras se reabre el debate por el futuro de los productores medianos y familiares.

La lechería argentina atraviesa una transformación silenciosa pero contundente. El último informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina confirma que el sistema productivo se concentra cada vez más en unidades de gran escala, mientras disminuye el número total de tambos activos en el país.

Según el relevamiento de noviembre de 2025, casi 700 establecimientos que superan los 10.000 litros diarios —apenas el 7,8% del total— aportan el 36,7% de toda la leche producida en Argentina. En el otro extremo, los tambos más chicos, por debajo de los 2.000 litros diarios, representan el 44,4% de las unidades pero generan solo el 11,1% del volumen nacional.

El contraste no es nuevo, pero sí cada vez más marcado. En 2010, apenas el 1% de los tambos superaba los 10.000 litros diarios y su participación en la producción era marginal. Quince años después, ese segmento multiplicó por ocho su peso relativo. El informe se apoya en datos del Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina, la Liquidación Única Mensual Electrónica (LUME) y registros del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria.

Un dato clave del diagnóstico es que la mayor caída no se da en los tambos más chicos, sino en los medianos: aquellos que superan los 2.000 litros diarios pero no logran consolidar escala. Dificultades sucesorias, falta de financiamiento, limitaciones de superficie y una incorporación tecnológica desigual aparecen como factores estructurales que empujan ese proceso de exclusión silenciosa.

El impacto territorial también es evidente. Buenos Aires concentra la mayor cantidad de explotaciones de gran escala, seguida por Córdoba, que además muestra una curva de crecimiento sostenido en productividad por establecimiento. Santa Fe exhibe una estructura más heterogénea, con predominio de unidades pequeñas y medianas, mientras que otras provincias mantienen niveles estables o incluso retrocesos.

En el trasfondo, el debate es político y federal. Para algunos actores de la cadena, la concentración es una respuesta inevitable al aumento de costos y a la necesidad de invertir en tecnología. Para otros, implica la desaparición de tambos familiares, la pérdida de empleo local y el riesgo de vaciamiento productivo en regiones enteras. Con un tambo promedio que ya supera los 4.100 litros diarios y crece al 5% anual desde 2016, la lechería argentina se enfrenta a una pregunta de fondo: cómo crecer sin expulsar, y cómo sostener competitividad sin resignar territorio.