Ucrania envuelta en demasiadas sombras

Por Pablo M. Wehbe | El Presidente Zelenski va de capital a capital en Europa, buscando apoyos que son más verbales y simbólicos que reales. De hecho, la información más reciente da cuenta de que este año que está terminando fue el que menos ayuda económica y militar recibió de sus “aliados” europeos.

Y, en el medio de todo esto, el Presidente Donald Trump acaba de aprobar su Estrategia de Seguridad Nacional, y ve a Europa de la siguiente manera: “Europa continental ha perdido cuota del PIB mundial, pasando del 25% en 1990 al 14% en la actualidad, en parte debido a las regulaciones nacionales y transnacionales que socavan la creatividad y el espíritu emprendedor. Este declive económico se ve eclipsado por la perspectiva real y más sombría de un desvanecimiento civilizacional. Entre los problemas más importantes a los que se enfrenta Europa se encuentran las actividades de la Unión Europea y otros organismos transnacionales que socavan la libertad política y la soberanía, las políticas migratorias que transforman el continente y crean conflictos, la censura de la libertad de expresión y la represión de la oposición política, el colapso de las tasas de natalidad y la pérdida de las identidades nacionales y la confianza en sí mismos. Si las tendencias actuales continúan, el continente será irreconocible dentro de veinte años o menos. En estas condiciones, no es nada evidente que algunos países europeos dispongan de una economía y un ejército lo suficientemente sólidos como para seguir siendo aliados fiables”.

Frente a tamaña ofensa gratuita de un Presidente como Trump, que se hace alabar en la Estrategia de Seguridad Nacional de un país, la Unión Europea respondió de manera tibia, timorata. Fue el líder alemán el que salió a responder duramente a Trump luego de la reunión que mantuvieron con Starmer, Macron y Zelenski. En dicha reunión, se trató el tema de la Propuesta de Paz de Trump, donde Zelenski contrapropuso un Plan de veinte puntos en el cual no se considera cesión territorial. Tras esta reunión, Trump se manifestó “decepcionado” con Zelenski, al que trató casi como un “dictador ilegal” pues -dijo- “hace rato que no hay elecciones en Ucrania. Eso no es una democracia”.

Tal vez Trump debería leer la Constitución de Ucrania, que prohíbe elecciones mientras el país esté bajo estado de emergencia…y una guerra vaya si lo es. Zelenski, poco afecto a quedarse callado, manifestó que “si la oposición lo acompaña y otros Estados ayudan a garantizar la seguridad”, está dispuesto a llamar a elecciones en 60 o 90 días. Cabe aclarar que el mandato de 5 años de Zelenski finalizó en Mayo de 2024.

Pero la pregunta es por qué Trump actúa de esta manera, zamarreando a Europa y a Ucrania, además de premiar a Putin. Y la respuesta es una sola palabra: China. En los últimos 5 años, China sustituyó a EEUU como principal socio comercial de la Unión Europea. Trump, acostumbrado a doblar las apuestas, considera este hecho como una agresión del Viejo Continente hacia su país. Por ello, cualquier iniciativa de la UE se encontrará con un Trump dispuesto a confrontar o, al menos, a pararse en un “depende”.

Y en el medio quedó Ucrania. Desde el Derecho Internacional Público, pocas dudas caben respecto de la responsabilidad de Rusia como Estado agresor; no obstante, las propuestas norteamericanas van en sentido de premiar la violación a las más elementales normas de la ONU sosteniendo en sus 28 puntos que Ucrania deberá aceptar cesión de territorios como precio a pagar por el fin de la guerra. Asimismo, sostiene que los costos de la reconstrucción ucraniana deberán ser sostenidos en partes iguales por la Unión Europea y por los fondos rusos confiscados. Es decir, Estados Unidos organiza todo, pero ustedes son los que tendrán que hacerlo.

Pensar en la posibilidad inmediata de un cese del fuego entre Ucrania y Rusia es muy difícil; Rusia se sabe con apoyos políticos y militares (más allá de que las estadísticas muestran que por cada soldado ucraniano caído mueren 9 rusos), y juega con el cansancio y el hartazgo de Ucrania.

Las últimas dos semanas Rusia atacó sin descanso la infraestructura energética de un país que en pocos días entrará en el invierno. Mientras tanto, Putin se manifestó “de acuerdo” con el plan de Trump.

Como corolario, no debe olvidarse que los sucesivos ataques rusos dañaron el cobertor del Reactor 4 de Chernobil, donde el OIEA detectó fuertes fugas radiactivas. Repararlo es muy difícil; construir un nuevo cobertor, imposible. También allí habrá que hablar de costos de reconstrucción.

Llevó mucho tiempo a la UE conseguir los miles de millones de euros para construir el nuevo cobertor de Chernobil; hoy, además, deberá ver la forma de reconstruir represas, sistema eléctrico, puentes, rutas…y cuidar la fuga radiactiva.

Alguien alguna vez dijo que si las cosas podían salir mal, seguramente saldrán peor. Ojalá que no sea el caso del futuro de Ucrania…¿o debería decirse del futuro de Europa?

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(*) Pablo M. Wehbe es doctor en Derecho, especialista en relaciones internacionales. Además es profesor en la Universidad Nacional de Río Cuarto y en la de Villa María. En televisión, es columnista del programa “Argentina en Noticias” de Telediario Televisión