Trump vuelve al centro del tablero y redibuja el mapa de guerra
- Telediario Digital
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El expresidente de Estados Unidos retomó contactos clave con Volodímir Zelensky y Vladimir Putin y volvió a imponer su lógica de negociación. Menos puntos, más presión territorial y un mensaje directo a Europa: la paz no está garantizada.
Donald Trump volvió a escena en el tablero internacional y lo hizo con impacto. En las últimas horas mantuvo contactos con Volodímir Zelensky y con su histórico interlocutor, Vladimir Putin, reactivando su rol informal como negociador global en el conflicto entre Rusia y Ucrania. El movimiento reavivó tensiones y dejó una señal clara: la guerra está lejos de una solución estable.

Según explicó el analista internacional Pablo Whebe en diálogo con Telediario Federal el esquema que impulsa Trump redujo de 28 a 20 los puntos de negociación, pero mantiene el núcleo más sensible: la cesión de territorios ocupados por Rusia.
“Esos puntos responden, en gran parte, a exigencias que Moscú nunca dejó de plantear”, señaló.
El mapa del conflicto expone el principal escollo. Rusia no está dispuesta a ceder las zonas del este ucraniano bajo su control ni la península de Crimea, donde se asienta Sebastopol, base estratégica del 70% de su flota nuclear en el Mar Negro. Ucrania, en cambio, sostiene que cualquier cesión territorial requiere un referéndum constitucional, algo que Moscú rechaza de plano.
En este contexto, Zelensky reclama garantías de seguridad reales. Ucrania resignó su arsenal nuclear tras la disolución de la Unión Soviética a cambio de compromisos internacionales que hoy considera incumplidos. Incluso la central nuclear de Zaporiyia, con siete reactores y ocupada por Rusia, forma parte de una negociación tensa que combina energía, soberanía y geopolítica.
El trasfondo es aún más amplio. Mientras Trump presiona por un acuerdo rápido, el mensaje implícito a la Unión Europea es contundente: Estados Unidos no se hará cargo solo del futuro de Ucrania. Europa deberá asumir costos políticos, militares y económicos, en un escenario donde Rusia observa con atención a los países limítrofes que integran la OTAN.
La frase que dejó el fin de semana resume el clima global: puede haber un acuerdo de paz, pero no necesariamente paz.
Con Trump nuevamente influyendo en decisiones estratégicas, el mundo entra en una etapa de negociaciones frágiles, donde los mapas pueden cambiar más rápido que las garantías.

