Qué hay detrás del encuentro del gobierno con el embajador de EE.UU. y por qué puede redefinir el acuerdo con Washington
- Telediario Digital
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El ministro del Interior Diego Santilli recibió este martes en la Casa Rosada a Peter Lamelas, el nuevo embajador de Estados Unidos en la Argentina. El encuentro se produce en pleno avance del acuerdo comercial bilateral anunciado en noviembre, una maniobra diplomática clave para potenciar las inversiones y exportaciones argentinas.

El Gobierno nacional recibió este martes en Casa Rosada al embajador de Estados Unidos en la Argentina, Peter Lamelas, en una reunión que combinó formalidad diplomática y señales políticas. El ministro del Interior, Diego Santilli, fue el encargado de encabezar el encuentro, que se enmarca en el avance del nuevo acuerdo comercial bilateral anunciado semanas atrás.
De acuerdo con fuentes oficiales, el encuentro tuvo carácter “protocolar e introductorio”, ya que Lamelas inició recientemente su gestión diplomática en Buenos Aires. Sin embargo, la reunión se da en un momento de alta sensibilidad económica, en el que Argentina busca recomponer relaciones internacionales y acceder a inversiones externas en medio de un contexto interno frágil.
El acuerdo comercial con Estados Unidos —presentado por ambas administraciones como un paso hacia una alianza estratégica— apunta a facilitar exportaciones argentinas, promover inversiones norteamericanas y reducir barreras que frenan el intercambio bilateral. Desde la delegación estadounidense insisten en que el convenio “mueve a ambos países hacia el futuro” y consolida una etapa de mayor cooperación económica.

Pero detrás de las declaraciones institucionales aparece el debate profundo: ¿cómo repercutirá este entendimiento en la industria local, en las pymes, en el empleo y, sobre todo, en las economías regionales? Provincias como Córdoba, Santa Fe, Mendoza o Tucumán ya advierten que la apertura comercial puede ser una oportunidad para sectores exportadores, pero también un riesgo para ramas productivas que compiten directamente con bienes importados.
El Gobierno sostiene que la apuesta al vínculo con Washington permitirá ordenar la macroeconomía, atraer divisas y fortalecer al sector exportador. Mientras tanto, cámaras industriales, cooperativas agropecuarias y federaciones productivas reclaman claridad: piden reglas de juego, mecanismos de protección inteligente y una política que no deje afuera a los territorios que sostienen la actividad real.
La recepción a Lamelas en Casa Rosada, más allá de su carácter protocolar, confirma que la diplomacia económica será uno de los ejes centrales de los próximos meses. El desafío será convertir el acuerdo en un beneficio concreto y equitativo para todo el país. Porque si la apertura queda concentrada en pocos sectores, la desigualdad productiva entre regiones podría profundizarse. Si logra traducirse en empleo, exportaciones y valor agregado federal, el impacto podría ser decisivo.
Por ahora, el vínculo con Estados Unidos avanza, pero las provincias esperan señales claras: cuáles serán las oportunidades, qué sectores serán protegidos y cómo se equilibrará la necesidad de inversión extranjera con la defensa de las economías locales. El tablero se está moviendo, y lo que se defina en los próximos meses marcará el rumbo económico del país.

