Por que los F-16 marcan un antes y un después: La voz de un trabajador histórico de la base
- Telediario Digital
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Mario Brito, exoperario del Área de Material Río Cuarto, comparó el histórico sistema Mirage con los nuevos F-16 y destacó el impacto estratégico de la incorporación. Experiencia técnica, memoria industrial y una mirada federal sobre la defensa nacional.

La llegada de los cazas F-16 a la Argentina no solo implica una renovación del sistema de defensa aérea, sino que vuelve a poner en primer plano el rol histórico de Río Cuarto dentro de la Fuerza Aérea. Así lo afirmó Mario Brito, exoperario del Área de Material Río Cuarto, quien trabajó durante décadas con el sistema de armas Mirage y hoy pondera la nueva incorporación como un avance estratégico para el país.
Brito recordó el proceso técnico que implicó el Mirage desde su llegada en los años 70. “Una inspección de ciclo mayor duraba prácticamente un año o un año y medio. Vino gente del área Francia a capacitarse y se empezó a trabajar fuerte acá”, explicó,
marcando el nivel de complejidad industrial que supo concentrar la base riocuartense.
Al comparar ambos sistemas, el exoperario fue claro: “El Mirage fue el primer avión supersónico que tuvo la Fuerza Aérea Argentina. Este es el segundo. No hay muchos puntos de comparación porque el F-16 es de otra generación, pero en su momento el Mirage también fue un hito extraordinario”.
Según relató, el salto tecnológico obligaba a “borrar todo lo aprendido y volver a empezar”, incluso para técnicos con amplia experiencia.

En ese sentido, destacó la diferencia en aviónica y electrónica. Mientras al Mirage se le fueron incorporando sistemas de navegación y tiro con el paso del tiempo, el F-16 llega con tecnología integrada, guiada por satélite y con un nivel de automatización muy superior.
“Es otra cosa. Por la electrónica que tiene el avión y por pertenecer a un sistema global”, señaló.
Más allá del plano técnico, Brito subrayó el impacto federal de la decisión. La permanencia inicial de los F-16 en Río Cuarto, mientras se completa la infraestructura en Tandil, vuelve a colocar a una ciudad del interior en el centro de una política estratégica nacional.

“Es una buena compra. Nos posiciona otra vez dentro del continente con un sistema supersónico”, afirmó.
El desafío, advirtió, será el tiempo de adaptación y operación plena del sistema. Pero el horizonte es claro:
“Es un avance en soberanía para el país”. En un contexto de debates sobre defensa, industria y rol de las provincias, la experiencia de quienes hicieron historia en las bases del interior vuelve a cobrar un valor clave para pensar el futuro.

