Perú, país de cíclicas crisis políticas
- Telediario Digital
- hace 2 días
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Por Pablo M. Wehbe | La semana pasada la sociedad peruana se acostó con la Presidenta Dina Boluarte sumida en duros cuestionamientos por la creciente -y muy grave- inseguridad en el país, y se levantó con la noticia de que había sido “vacada” (destituida) en un “procedimiento expres” tras el cual el Congreso designó al “milenial” José Jerí como nuevo Presidente.
En los últimos 9 años, Perú tuvo 7 Presidentes, incluyendo al actual. Lo que ha sucedido es que la Constitución faculta al Congreso a “vacar” (destituir) al Presidente en caso de “incapacidad moral sobreviniente”, lo que de tan amplio puede aplicarse a corrupción, enfermedad, falta de capacidad para enfrentar algún problema, diferencias políticas, etc.

No obstante, es bueno rescatar que Perú no esconde la basura bajo la alfombra; cuando un Presidente elegido por el Pueblo fue sospechado de negociaciones incompatibles con su función, fue destituido y reemplazado por el Presidente del Congreso. Asimismo, en los dos últimos mandatos presidenciales (de cinco años), existieron 3 mandatarios en cada período, y nada permite asegurar que José Jerí llegará a entregar la banda presidencial en Julio venidero.
Lo que es altamente llamativo de este nuevo capítulo en la inestabilidad política peruana, es el lamentable hecho de que los mismos partidos que apoyaron la destitución de Pedro Castillo luego del intento de Golpe de Estado que pretendió dar, y designaron a su vice Dina Boluarte, son los mismos que, en un desagradable cálculo de conveniencias políticas, la destituyeron para no verse “contagiados” de la patética impopularidad que tenía (tan sólo el 3% la apoyaba).

Durante los dos años y 10 meses que duró su interinato, Dina Boluarte hizo lo que sus sostenedores le pidieron; promulgó leyes muy cuestionables que limitaban la capacidad de control judicial sobre la policía, aceptó la Ley de Amnistía que perdonaba todas las atrocidades cometidas por militares y policías durante la persecución al terrorismo de Sendero Luminoso, y fue cambiando Ministros a medida que sus aliados se lo exigían.
Pero el atentado con ametralladoras de la semana pasada contra el grupo de cumbia “Agua Marina” en pleno recital, más el hecho de que hoy Perú es uno de los países más inseguros del mundo, encendieron las alarmas cuando estaban por vencer los plazos para inscribir candidaturas presidenciales. Por ello, tanto el fujimorismo como sus aliados de la derecha política peruana decidieron soltarle la mano y, en una votación de hora y media, la echaron por 121 votos a favor y ninguno en contra. Debe resaltarse que Dina Boluarte desestimó el ejercer su defensa ante el Congreso.
Entonces sucedió lo increíble: sin debate, el Congreso decidió tomar juramento al Presidente del Poder Legislativo, José Jerí, que había llegado a su banca con sólo 11.000 votos propios, pues era el suplente del ex Presidente Vizcarra, que no pudo asumir.
Es decir que Perú tiene un Presidente que ni siquiera ganó su propia banca en el Congreso. Pero lo más grave es que fue rápidamente absuelto de una delicada denuncia por violación, así como el hecho de que el propio Congreso bloqueó investigaciones sobre corrupción que permitirían explicar un patrimonio imposible de sostener con la dieta de Diputado.
Hoy Perú tiene un Presidente que tardó casi cinco días en encontrar Ministros que le aceptaran los cargos; es desconocido por gran parte de la sociedad y tiene una imagen casi tan mala como la que tuvo la destituida Dina Boluarte. No obstante, se comporta como si hubiera sido plebiscitado por más del 50% de la sociedad.

Los principales partidos aparentan respirar aliviados. El fujimorismo sostiene que Keiko Fujimori es su “candidata natural”, pese a sus condenas judiciales y los procesos que aún mantiene abiertos. Al frente, el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, acaba de renunciar para poder ser candidato por otro movimiento de derecha. Y las encuestas sostienen que el ex alcalde es “favorito”…con el 10% de la intención de voto.
Perú duele; en Argentina ese país es tal vez el que más afecto recibe toda vez que durante la guerra de Malvinas apoyó sin reservas ni cálculos mezquinos a quienes enfrentaban a las tropas británicas.
Ojalá que el futuro 12 de Abril Perú pueda encontrar una salida sólida, elegir un Congreso sin las fracturas del actual, y que retome la senda que jamás debió perder.
Perú tiene a casi todos sus ex Presidentes vivos tras las rejas. Una preocupante radiografía de la política en América Latina, sólo que allí el Poder Judicial no se mueve con miopías ni conveniencias electorales o políticas.
(*) Pablo M. Wehbe es doctor en Derecho, especialista en relaciones internacionales. Además es profesor en la Universidad Nacional de Río Cuarto y en la de Villa María. En televisión, es columnista del programa “Argentina en Noticias” de Telediario Televisión