Gasoil sin freno y tarifas atrasadas: el desbalance que asfixia al transporte de cargas
- Telediario Digital
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Con los combustibles premium superando los $2000 por litro, los transportistas advierten que las tarifas siguen congeladas desde principios de año mientras todos los insumos se disparan. El sector opera sin margen y crece el temor por un freno en la logística, clave para las economías regionales.
Los combustibles premium treparon por encima de los $2000 por litro en distintas estaciones del país y el golpe repercute directamente en uno de los sectores más sensibles de la economía: el transporte de cargas.
Con tarifas congeladas desde principios de año y aumentos semanales en el gasoil, camioneros de todo el país alertan por una ecuación que dejó de cerrar hace meses y que hoy funciona prácticamente “a pérdida”..

Miguel Targheretta, presidente del Centro de Camioneros de Río Cuarto, lo sintetizó con crudeza en diálogo con Canal 13:
“Venimos con las mismas tarifas de principio de año y el combustible aumenta cada tres o cuatro días. Nos ha quitado un montón de rentabilidad que no estamos pudiendo lograr”.
A esto se suman los incrementos en todos los insumos del transporte —neumáticos, repuestos, mantenimiento— que encarecen aún más una actividad ya debilitada.
La situación económica nacional profundiza el escenario. Con inflación acumulada, costos logísticos en alza y precios de combustible que responden a la dinámica de mercado, el sector quedó atrapado en un esquema donde las grandes empresas fijan los valores de los fletes, sin posibilidad de actualización inmediata.
“Como todo quedó librado a oferta y demanda, los dadores de carga ponen el precio y hay que trabajar a ese valor. Así no hay rentabilidad posible”, remarcó Targheretta.
El impacto territorial es evidente. Las economías regionales dependen del transporte para sacar producción, mover granos, abastecer industrias y sostener el circuito comercial. En provincias del interior, donde las distancias son mayores y el gasoil es incluso más caro que en los grandes centros urbanos, el atraso tarifario golpea más fuerte. El único respiro momentáneo es la cosecha de trigo, que mueve algo de actividad, aunque de manera dispar según la zona.
Si el desfasaje persiste, el riesgo es doble: por un lado, transportistas que evalúan abandonar el rubro por falta de rentabilidad; por otro, una presión directa sobre los precios finales, ya que toda suba logística termina trasladándose a góndolas, alimentos, materiales de construcción y productos esenciales.
El sector reclama una mesa de diálogo urgente y una actualización acorde a los costos reales. Si no hay corrección, advierten, el impacto económico podría sentirse en toda la cadena productiva, desde el campo hasta las ciudades.

