G-FB8DD12N61 Estados Unidos: ¿Resucitó el Partido Demócrata?
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Estados Unidos: ¿Resucitó el Partido Demócrata?

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    Telediario Digital
  • hace 3 minutos
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Como sucede siempre, el primer martes de Noviembre se realizan elecciones en Estados Unidos de América, sean presidenciales, parciales, de Gobernadores o de alcaldes. Este año no fue la excepción. El pasado martes 4 los diferentes candidatos del Partido Demócrata le infligieron una dura derrota al Gobierno del Presidente Trump, pero no todo es lineal ni permite sacar conclusiones 3 años antes de la próxima y fundamental cita electoral presidencial.


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No hay que adelantarse, se insiste. El Partido Demócrata tuvo -y tiene- una profunda crisis dirigencial y de identidad. La administración Biden y su patético final generaron desbandes, pérdida de fidelidad electoral y cambios de posicionamientos en las filas del Partido del burro azul.


Hoy, exactamente un año después de la aplastante victoria de Donald Trump desde las filas del Partido Republicano -del cual no es un digno exponente-, los Demócratas le pegaron fuerte y donde más duele: Nueva York, Nueva Jersey, Virginia, California y Colorado. Pero esto sólo podría estar indicando hacia dónde quiere el electorado que se muevan los “azules”, no necesariamente un cambio de orientación de la mayoría de los votantes que perdieron hace un año.

En Nueva York, un candidato que hace un año medía 3% y ni soñaba con ganar las primarias Demócratas, se dedicó a hablar llano, de frente y en los barrios para derrotar a una estructura anquilosada que acababa de ser barrida en las urnas. Zohran Mamdani fue construyendo una victoria sobre el ex Gobernador Andrew Cuomo en Julio, quien apostó por presentarse como “independiente” y contó con el apoyo de Trump y Elon Musk.


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En un análisis en el matutino New York Times, Nate Cohn dijo que las victorias Demócratas no se debieron a “una mayor participación electoral. Los votantes que cambiaron de partido desempeñaron un papel importante en Virginia y Nueva Jersey”. Es decir, existieron candidatos y candidatas que entendieron que Trump había entendido algo en la forma de comunicarse y qué comunicar.


Todas y todos quienes ganaron se dedicaron a hablar llano, contestando a problemas cotidianos y simples, explicando cómo los pensaban solucionar. Pero también fue sin agresiones, sin amenazas, sin insultos.


Está comenzando a observarse un hartazgo en ciertos lugares otrora aptos absolutos para la derecha autoritaria: Países Bajos, Londres, Nueva York han decidido elegir liderazgos moderados que reivindiquen la solución de problemas diarios.

También ha jugado un papel central el rechazo a las deportaciones masivas e ilegales, las sanciones a Gobiernos Demócratas por no acompañarlas y la situación económica, que a nueve meses de haber asumido, Trump no ha logrado solucionarlas sino empeorarlas.


Por eso no hay que incurrir en simplismos ni errores, como en los que cayeron Trump y los allegados a Milei: en Nueva York no ganó un “comunista yihadista terrorista”; ganó un inmigrante que, pese a su origen ugandés y su religión musulmana shiíta (pese a lo cual actúa como laico y en su momento condenó los ataques del 9-11), supo entender a quienes no pueden pagar el alquiler, tienen problemas con el transporte público y necesitan mejores centros de distribución de alimentos. Eso fue todo, además de explicar de manera simple que con un impuesto extraordinario sólo a quienes ganaran más de un millón de dólares anuales se lograrían esos resultados.


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El Partido Demócrata tiene un camino por transitar. ¿Lo utilizará? El tiempo lo dirá. Hoy, la sociedad libre, esa que no es cautiva de partidos o discursos dogmáticos, les dijo qué quiere: soluciones a los problemas de la gente “de a pie”. Y quiere soluciones que no impliquen delaciones a inmigrantes ilegales, insultos, represiones, quita de derechos o tomar al adversario como enemigo.


Las flamantes Gobernadoras electas de Nueva Jersey y Virginia, Mikie Sherrill y Abigail Spanberger, así como la arrolladora victoria en el Referéndum para cambiar las circunscripciones electorales del Gobernador de California, Gavin Newsom, les ponen en la línea de largada para la candidatura de 2028. Pero no debe descartarse al Gobernador de Colorado, el también Demócrata Jared Polis, quien ganó 60-40 un referéndum para aumentar los impuestos a los más ricos. Y no debe quitarse la vista sobre el alcalde re-reelecto (también Demócrata) de Mineápolis, Jacob Frey, quien lleva 8 años gobernando y logró 4 más.


Los Demócratas tienen esta vez una posibilidad de demostrar que entendieron la lección, esa que la sociedad, de manera libre, les dio eligiendo a quien demostró estar por encima de estructuras y dogmas; el tema es que ese a quien eligió evidenció los riesgos del poder absoluto y la falta de convicciones. Los Demócratas deberán entender que además de un nacionalismo discursivo, hará falta volver a respetar los derechos, garantías y sueños.

En definitiva, de eso se trata la verdadera esencia de la Libertad, y no la de cotillón que cierta dirigencia occidental pretende vender a precios de costo.


 

(*) Pablo M. Wehbe es doctor en Derecho, especialista en relaciones internacionales. Además es profesor en la Universidad Nacional de Río Cuarto y en la de Villa María. En televisión, es columnista del programa “Argentina en Noticias” de Telediario Televisión

 
 

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