EMOS, UN ENTE QUE ‘HACE AGUA’
- Telediario Digital
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Por Guillermo Geremía

“El problema de la EMOS, no hay que verlo como contable, sino como político”.
La definición periodística en un medio radial pertenece al arquitecto radical Gonzalo Losada, director del Ente que generó semejante ruido de cañerías en su gestión a fines del siglo pasado nunca antes igualado hasta nuestros días. Tuvieron que pasar 25 años de administración pública para que un estrépito, de parecida magnitud aunque por razones distintas, volviera poner al edificio de Sobremonte y Caseros como sumidero de los problemas del principal habitante del Palacio de Mójica, ubicado tan sólo a tres cuadras de distancia pero que éstos días pareció separado por un abismo político.
“En EMOS había diferencias profundas entre los directores designados por el Intendente. Algunos respondían a sectores del peronismo que no acompañaban los planteos del Director General (por Juan José Oses). Al Ejecutivo le estalló la interna”, expresó Lucas Castro en declaraciones al programa radial ASÍ SON LAS COSAS. El director del Ente por la oposición, que había tenido en el comienzo de la gestión del empresario peronista muchas filtraciones en la relación, terminó defendiendo al renunciante “Patrón del agua” ante la avanzada de sectores del gabinete de De Rivas que se lo llevaron puesto con el aval del Intendente.
La renuncia de OSES, quien ya había amenazado con irse en otras oportunidades, empezó a gestarse hace 10 días, cuando la Secretaría de Economía le “chupó” el superávit del Ente en 2025 de $330 millones. Pablo Antonetti está urgido de recursos en una administración que pasó de utilizar el superávit como argumento electoral de reelección a tener un déficit que no puede reducir desde el mismo día que el nuevo Intendente se sentó en Sillón de Mójica.
En el cierre de la primera semana de diciembre el Intendente y el ahora ex Director General de la EMOS mantuvieron una reunión en donde la discusión fue subiendo de tono y empezó a transitar por carriles impropios de la política y amenazó con escalar, hasta abandonar el desentendimiento de la palabra y pasar al terreno de otras maneras de no acordar. Oses reprochó la injerencia de Antonetti y la intención última de la Secretaría de Economía de quedarse con el producido de su “buena gestión” económica del Ente. El Intendente le impuso el criterio de la administración, fogoneado por el internismo en el gabinete que ha debilitado la impronta política del abogado docente universitario. Oses dio el portazo como otras veces y De Rivas descansó en la idea que el chorro de bronca iba a transformarse en un problema de canilla goteando y se encomendó a que la situación iba a ser superada bajo el amparo del manto de la Virgen patrona de la ciudad y 24 hs. extras para manejar la nueva crisis.
“Lo único que EMOS transfirió a Economía fue el excedente del periodo anual 2025. Fueron 370 millones de pesos. Oses dijo que no, pero se terminó transfiriendo. La Municipalidad está en crisis económica pero el Ente es superavitario”, manifestó públicamente Ricardo Tosto, el representante gremial de los trabajadores del Ente que buscó un punto de equidistancia entre el manotazo económico de Antonetti y la resistencia de Oses.
El fin de semana el empresario proveedor de la industria petrolera se encargó de esparcir por cuanto lugar público que transitó que ya estaba afuera de la administración. El martes por la mañana cuando llegó al Ente le pidió a su secretaria que llevará su renuncia y la de su colaborador más cercano al Pasaje de la Concepción. No hubo ni un solo intento de retenerlo. En dos horas se liquidó el trámite y difusión de la Municipalidad comunicó la aceptación de las renuncias.
“Con el excedente de EMOS no podemos pagar asientos de Aerolíneas. Con el pago anual, EMOS funciona hasta el mes 7 u 8 del año. La gestión de la deuda era muy buena, entraban 1.500 millones de pesos por mes. Ir a buscar el excedente del anual va a terminar desmantelando el patrimonio del Ente, EMOS volverá a ser deficitario”, elogió el ocupante del silla opositora en el Directorio de EMOS. Lucas Castro no dejó pasar la oportunidad de debilitar aún más el menguado músculo político del Intendente De Rivas. Mientras tanto Oses en su raid mediático no se privó de críticas fundadas y temerarias acusaciones. Entre las primeras las razones que lo asisten por que EMOS solamente puede recuperar deudas de hasta $300.000 mientras que los montos mayores se ocupa de gestionar los cobros la policía tributaria de Antonetti y si se judicializan la Fiscalía Municipal.
“Hay 12.000 millones de pesos en la calle de gente que pudiendo no paga el agua”, le dijo a Telediario Segunda Edición. Oses también deslizó que los recientes faltantes de presión de provisión de agua en varios sectores de la ciudad “fueron inducidos” internamente según expresó a radio Río Cuarto. No se animó a suscribir la posibilidad de ‘sabotaje’ que interpretó el periodista que lo entrevistaba pero dejó flotando la idea de manera irresponsable. Apuntaba sin pruebas a sectores peronistas que desde adentro del EMOS le pisaron la manguera durante su gestión de 17 meses.
Para la intendencia municipal el 2025 había comenzado con una crisis mayúscula de inseguridad que todavía no ha sido plenamente superada. Y cierra con un conflicto político que escala al podio de los problemas que ha tenido De Rivas en su primer año pleno y propio de administración de la herencia recibida de su “mentor” Juan Manuel Llamosas.
“La teoría de la solidaridad puede existir, pero tiene que estar aclarada y no ser una práctica constante. Antonetti es un buen registrador de cuentas. Pero no tiene estrategia económica. Se dan vuelta, ven al vecino y le cobran” , expreso Gonzalo Losada a 102.9 La Gospel. La administración política del Ente retrocedió tantos casilleros que le dio margen a aparecer públicamente al impulsor de la ‘canilla roja’ que le costó no poder sentarse en el Sillón de Mójica. “La EMOS tiene que tener autarquía y autonomía. Fundirla con la Municipalidad sería un error estratégico. EMOS le puede prestar recursos a la secretaría de economía pero tienen que volver. Se necesita un discusión de fondo, no una discusión contable”, concluyó.
Río Cuarto tiene como valor agregado la calidad de su agua potable. Durante años el problema de la presión en la provisión no estaba en la agenda de las preocupaciones caudalosas. El desarrollo inmobiliario en el Oeste con nuevos loteos, la falta de inversión en obras de captación y el consumo no responsable de buena parte de los riocuartenses se alinearon para afectar a un ente ponderado por la manera que hacía agua para más de 50 mil clientes.
El tarifazo, los anuncios propagandísticos, la falta de un proyecto que se anticipe al estrés hídrico por crecimiento demográfico y la carencia de liderazgo político se confabularon para que cada vez que a un vecino no le sube agua al taque o un hilito de agua aparece en la canilla se le reproche a la administración de EMOS “que está haciendo agua” pero en clave de naufragio. Así son las cosas.

