Doble femicidio en Córdoba: La palabra de los vecinos y allegados

El barrio Villa Serrana sigue paralizado por el brutal doble femicidio de Luna Giardina y su madre, Mariel. La tragedia tiene como acusado a Pablo Laurta, ex pareja de la joven, detenido cuando intentaba huir con el hijo de ambos.

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Los vecinos aportaron relatos estremecedores que permiten reconstruir cómo fueron las últimas horas antes del hallazgo. Uno de ellos contó que escuchó “una detonación” mientras trabajaba en el patio, pero que la confundió con un golpe provocado por el viento.

Minutos después, vio a Laurta caminando tranquilamente con el niño de la mano. Dijo también que en otra ocasión había visto al acusado sobre el techo de la vivienda, y que incluso había tenido que intervenir cuando escuchó gritos de auxilio de Mariel.

Otro vecino relató la desesperación al no poder comunicarse con las víctimas. Insistió en que llamó y mandó mensajes, pero nunca obtuvo respuesta. Recordó que la policía llegó a la casa porque el botón antipánico de Luna estaba apagado, y no por un aviso de disparos. Fue entonces cuando encontraron la escena que sacudió al barrio.

Una amiga de Luna reconstruyó el calvario de los últimos años. Aseguró que la joven sufrió hostigamiento constante y que llegó a aislarse por miedo. Evitaba visitar casas de amigos o sacarse fotos, convencida de que él podía rastrear sus movimientos. La mujer recordó con dolor que apenas el viernes habían hablado sobre el cumpleaños del hijo, que estaba por celebrarse. Luna, dijo, se sentía tranquila porque creía que él ya no estaba en el país.

En paralelo, los investigadores secuestraron un arsenal de armas, dispositivos electrónicos y dinero en efectivo en los lugares donde se movió el acusado. Todo será peritado para determinar cómo actuó en las horas previas y si contaba con apoyo logístico para concretar la huida hacia Uruguay.

Los testimonios de vecinos y allegados exponen que el círculo de violencia había sido denunciado y que Luna contaba con medidas judiciales de resguardo. Sin embargo, nada de eso logró evitar el final trágico.

Hoy, el barrio reclama justicia y se pregunta cómo, pese a las advertencias y antecedentes, el caso terminó en una nueva pesadilla de violencia de género en Córdoba.