Así será la nueva factura de 2026: Topes, bonificaciones y el punto donde muchos perderán el subsidio
- Telediario Digital
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El Gobierno nacional eliminará las categorías N1, N2 y N3 y dividirá a los hogares entre quienes acceden al subsidio y quienes pagarán tarifa plena. El cambio impactará en las provincias, donde los consumos y los costos varían con fuerza. Qué dijo el exsecretario de Energía Emilio Apud y cómo se reconfigura el mapa energético.
A partir del 1° de enero de 2026, las familias argentinas comenzarán a enfrentar un nuevo esquema de subsidios energéticos. El Subsidio Energético Focalizado (SEF) elimina las categorías N1, N2 y N3, y divide a los usuarios en solo dos grupos: quienes mantienen subsidios y quienes pasan a pagar tarifa plena. El criterio central será el nivel de ingresos del hogar: menos de 3 Canastas Básicas Totales ($3.641.397 mensuales) para conservar el beneficio.

El exsecretario de Energía Emilio Apud, en diálogo con medios locales, explicó que el Gobierno busca “reponer la actualización tarifaria que se frenó en año electoral” y que todavía hay “unos nueve millones de usuarios que pagan menos de la mitad de la energía, generando un costo anual de USD 3.000 millones”. Según dijo, el objetivo oficial es avanzar hacia el equilibrio fiscal, reduciendo subsidios “sin eliminarlos por completo”, pero sí recortando a sectores de ingresos medios que hoy estaban en el nivel N3.
Qué cambia en luz y gas
El esquema establece un subsidio del 50% sobre un consumo topeado:
Electricidad: hasta 300 kWh en verano e invierno y 150 kWh el resto del año.
Gas natural: solo entre abril y septiembre.
El excedente se pagará al 100%. Además, en 2026 habrá un descuento excepcional del 25% adicional en enero, que se irá desvaneciendo hasta diciembre. Para quienes pierdan el subsidio, Apud adelantó que el impacto puede rondar “un 20% más sobre la boleta final”, dependiendo de la distribución provincial.
Un cambio que golpea distinto según la región
En un país con profundas asimetrías energéticas, el nuevo esquema vuelve a poner sobre la mesa la discusión federal. Provincias frías como Patagonia, Cuyo y el sur cordobés tienen consumos sustancialmente mayores, y el tope de 300 kWh o el recorte de subsidios al gas representan un golpe más fuerte respecto del AMBA. Algo similar ocurre en zonas donde la red de gas natural no llega y miles de familias dependen de garrafas: allí los 3,36 millones de beneficiarios del Programa Hogar deberán reinscribirse para no perder la bonificación.

Este rediseño también afecta a las economías regionales. Un aumento en electricidad y gas tiene impacto directo en comercios, pymes y sectores productivos que dependen de energía constante para operar: desde agroindustrias hasta frigoríficos, bodegas, tambos o textiles. El Gobierno confirmó que industrias y comercios dejarán de recibir tarifas diferenciales y pagarán precio pleno, una medida que podría tensionar los costos en provincias productoras.
Qué esperar
El nuevo mapa energético nacional abre interrogantes políticos y sociales: ¿habrá presión de gobernadores por ampliar topes? ¿Se modificarán los criterios según zonas bioclimáticas? Para Apud, la clave será reordenar el sistema para que “el país vuelva a invertir en energía”, luego de años sin actualización. El desafío será lograrlo sin profundizar desigualdades territoriales y sin afectar a hogares que apenas superan el umbral de 3 canastas básicas.
El debate recién empieza, y durante los próximos 15 días el esquema ingresará en consulta pública. Las provincias ya miran de cerca: el costo de la energía vuelve a ser un termómetro del federalismo argentino.

