Argentina, cada vez más cerca de ser el basural textil del mundo
- Telediario Digital
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La importación de ropa usada creció de forma explosiva durante 2025. Desde la Fundación Fundación Proteger advierten que el país recibe residuos textiles sin controles, con impacto directo en el ambiente, la salud y el empleo industria
La importación de ropa usada encendió una nueva señal de alerta en Argentina. Lo que para otros países es descarte, hoy ingresa al mercado local en fardos sin clasificación ni controles sanitarios, a precios ínfimos. El fenómeno no solo golpea a la industria textil nacional, sino que abre un frente ambiental y sanitario de gran escala.
Según datos relevados por la Fundación Proteger, en apenas cuatro meses ingresaron cerca de 200 camiones con ropa usada. Solo en octubre se importaron más de 1.000 toneladas y el acumulado anual ya supera las 3.500 toneladas, lo que representa alrededor del 11% del total de prendas importadas.
En diálogo con este medio, Priscila Makari, directora ejecutiva de la organización, advirtió que el crecimiento interanual fue del 26.000%.
“La mayoría de los países prohíbe la importación de ropa usada por los riesgos ambientales y sanitarios. Argentina hoy está yendo en sentido contrario”, señaló.
Gran parte de estas prendas proviene de circuitos vinculados al fast fashion, un modelo de producción masiva, de baja calidad y alta rotación. Muchas de esas prendas terminan descartadas en basurales como los del desierto de Atacama, en Chile, y luego reingresan al circuito comercial regional.
“Son textiles teñidos con químicos desconocidos, fibras sintéticas y posibles bacterias, ácaros u hongos”, alertó Makari.
El impacto también es federal. La industria textil emplea a más de 540.000 personas en todo el país y atraviesa una fuerte crisis: trabaja apenas al 30% de su capacidad instalada, con una caída de producción cercana al 40% y más de 16.000 empleos formales perdidos. Provincias con fuerte presencia fabril sienten el golpe de una competencia que califican como desleal.
Desde Proteger reclaman que el Estado retome controles y revise la habilitación de estas importaciones.
“No se trata de culpar al consumidor, sino de evitar que Argentina se convierta en un destino de basura textil”, sostienen.
Mientras países centrales endurecen regulaciones para proteger su producción y el ambiente, el debate local recién comienza y promete escalar en la agenda política y productiva.