Creo que mañana o por ahí es el día del escritor. Felicito a los que escriben para que casi nadie nos lea. No voy a decir que escribir me salva o que es una catarsis que permite ser feliz o alguna “sabiduría” de las habituales. Escribo porque de verdad me gustaría ser exitoso, ganar mucha plata, comprarme un barco de papel de diario, navegar pegado al cordón de la vereda y decir las palabras exactas para conquistar a la mujercita que hace quince años, una mañana muy fría, subió al colectivo y me miró más de dos segundos. Creo que fueron siete. Los siete segundos más felices de mi vida…
r.l.