Los dueños de la salud

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* Por Pablo Callejón

La mujer entregó el recetario con tres medicamentos pero debió descartar arbitrariamente una de las opciones. La mutual le cubre un 60 por ciento del costo y le resultó imposible asumir el 40 por ciento restante. A su lado, una jubilada miró con desconcierto al farmacéutico por los precios sugeridos para un tratamiento reumatoide. No quiso arriesgar qué indicación descartar y prometió volver después de consultar nuevamente al médico. Solo llevó “media tirita de Aspirinetas”.

Las ventas en farmacias se desplomaron un 13,9 por ciento entre enero y julio de 2019, en comparación interanual. En el 2018 se cerraron 50 locales en la Provincia y en todo el país, se perdieron más de 800 puestos de trabajo, según advirtió la Confederación Farmacéutica Argentina. La mayor caída en la comercialización se registró en antihipertensivos y medicinas para enfermedades crónicas, pero creció la entrega de ansiolíticos y antidepresivos por el stress que emerge de la conflictividad social.

En tres años y medio del gobierno de Mauricio Macri, los remedios aumentaron un 314 por ciento, mientras la jubilaciones solo mejoraron el 172 por ciento. Con la suba anunciada en agosto, el haber mínimo quedó en 11.525 pesos, un tercio del valor de la canasta básica que define la caída en la pobreza, según datos del INDEC.
Algunos preparados esenciales tuvieron subas aún más escandalosas. El precio del Acenocumarol (Sintrom), por ejemplo, superó el 780 por ciento. Se trata de un anticoagulante necesario para evitar un accidente cerebro vascular (ACV) entre quienes sufren arritmias cardiacas.
Los laboratorios más importantes en volumen de ventas concentran las marcas más reconocidas y de mayor impacto inflacionario. Los genéricos cuestan hasta un 60 por ciento menos, aunque impactan en un 10 por ciento del mercado. Ofrecen la misma calidad pero quedan inmersos en una lucha desigual contra los patrones publicitarios del mercado de la salud.

No todos perdieron con la brutal suba de medicamentos. Los laboratorios obtuvieron ganancias millonarias que ostentaron hasta en la tapa de las revistas de moda. Durante tres días de febrero de 2018, la antigua ciudad imperial de Marrakech fue el escenario para que el empresario argentino Alejandro Roemmers dilapidara 6 millones de dólares en una fiesta con 600 invitados. La suntuosidad incluyó un recital de Ricky Martin y el discurso de Roemmers preocupado por la paz de un mundo “tan difícil y convulsionado”.
Son 58 las empresas que definen el mercado en el país, aunque solo un puñado de esas corporaciones domina la mayoría de los medicamentos más vendidos.

El Instituto de Estadísticas reveló que en el primer trimestre de 2019, la facturación total de la industria farmacéutica en la Argentina fue de casi 43 mil millones de pesos, lo que representa un incremento del 66 por ciento en un año, muy por encima de la inflación.
Los productos más comercializados fueron los antineoplásicos para quimioterapias e inmuno moduladores, que representaron el 17,4% del total facturado. Luego, aparecen los medicamentos que actúan sobre el aparato digestivo y metabolismo, con el 14,4%, del sistema nervioso, con el 11,7%, y para intervenir en el aparato cardiovascular, con el 11,3%.

Desde la CGT Río Cuarto advirtieron que las subas en los costos de medicamentos, insumos y atención médica pusieron en jaque la viabilidad de las obras sociales que no pudieron acompañar los ingresos salariales de los trabajadores. Cada vez más afiliados a prepagas y mutuales comenzaron a depender de la salud pública ó decidieron pagar co-seguros para garantizar una prestación mínima.
Sumados los incrementos del 2018 y los primeros 8 meses del año, las cuotas de las prepagas se incrementaron en un 80 por ciento para los 6 millones de beneficiarios, muy por encima de las negociaciones paritarias. En promedio, el costo de los planes es de 7.500 pesos para una persona adulta y de 14 mil para un grupo familiar con dos hijos.

La crisis también se reveló en los recortes advertidos en la salud pública. El ministerio de la Nación se redujo a una secretaria y el plan de vacunación sufrió un duro impacto. El sitio Chequeado apeló a datos oficiales del periodo 2013 – 2017 para señalar que hay un 6 por ciento menos de cobertura en la vacuna quíntuple que protege contra la difteria, el tétano, la tos convulsa y la hepatitis B. También se redujo en un 3 por ciento la aplicación de la vacuna que combate el sarampión y en un 10 por ciento, la dosis contra la hepatitis A.
El vicepresidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, Pablo Yedlin, manifestó al diario Clarín que “en Argentina nacen 700.000 chicos al año y en 2018, desde el Gobierno nacional se compraron 400 mil de hepatitis A, por lo que 300 mil chicos quedaron sin vacunar”. También hubo una caída en la dosis triple que protege contra difteria, tétanos y tos convulsa. La vacuna que se aplica en embarazadas y adolescentes se redujo en 620 mil dosis entre 2016 y 2018.
El presupuesto total del Ministerio de Salud en 2018 fue de 46 mil millones de pesos y este año, se redujo a casi 38 mil millones de pesos a pesar de una inflación que supera el 50 por ciento. Según el sitio IProfesional por cada 20 pesos que se derivan al pago de la deuda, se destina un peso para el área de Salud.

Desde el Colegio de Farmacéuticos reconocieron que el arrastre mercantilista que tiene en vilo al sistema sanitario provoca una venta en unidades ó por tiras. Los afectados abandonan tratamientos ó apelan a un esquema fraccionado, que en algunos casos, es resuelto por el paciente según su poder adquisitivo. Un atajo para aliviar el ticket de los medicamentos, aunque nos reduzcan a una moneda de cambio para los dueños de la salud.

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