Denuncia contra un cura de la Diócesis de Río Cuarto por abuso: «Le pedí a Dios que me ayudara»

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«Nunca me imaginé que un sacerdote podía abusar de mi. Lo único que hice fue rezar. No podía creer que esto me pasaba y le pedí a Dios que me ayudara» Carolina Ferreyra respira agitada, en medio de la conmoción por la peor pesadilla. En diálogo con el Programa Póster Central de FM Gospel, relató minuciosamente la denuncia por abuso sexual contra un párroco de la Diócesis de Río Cuarto que actualmente es intendente de una localidad del sur provincial.
El caso llegó al Vaticano que emitió un dictamen en el que considera creíble la denuncia y avanza un juicio canónico contra el sacerdote.
«En 1999, cuando el sacerdote estaba en Monte Maíz, viajábamos en un colectivo para realizar tareas espirituales. Él compraba los boletos y siempre buscaba lugares del fondo. Cuando se apagaban las luces, se sacaba todo lo que estaba ligado a su rol de sacerdote. Cuando me dormí, comencé a sentir que me manoseaba. Me desperté y quedé inmóvil. No tenía reacción por la impotencia y el asombro», relató.
Luego, agregó: «Nunca me imaginé que un sacerdote podía abusar de mi. Lo único que hice fue rezar. No podía creer que esto me pasaba y le pedí a Dios que me ayudara. Cuando llegué a destino, lo miré buscando explicaciones. Para él, era como si no hubiera pasado nada. Pasó varias veces y yo sentía culpa, vergüenza. Sentía que el mal me estaba usando como una piedra en el camino para hacerlo pecar al sacerdote», reflexionó.
Carolina dijo que sentía que «no podía decirle nada» y resaltó que «para mi. era un guía espiritual, alguien con poder»
«En un momento decido no viajar más. Le hablo y le pido explicaciones. Me miraba asombrado y me decía que no recordaba nada. El seguía acosándome en Monte Maíz donde era seminarista. Fui a Río Cuarto a realizar la denuncia y me reciben durante 15 minutos en la Iglesia. Decido ir al Obispado en Córdoba y me piden que detalle todo en una carta. Lo hice y no pasó nada», expresó.
Añadió que «este señor siguió siendo seminarista y estuvo al frente de varias parroquias»
«En el 2017 el Obispo Uriona vino a Monte Maíz y le comenté todo, con los detalles. Se vio muy asombrado y me pidió disculpas en nombre de la Iglesia. Me pidió que le redactara una carta con todo lo sucedido. Era como volver a empezar. La escribí pero la hice pública en mi sitio de Facebook. El caso llegó hasta la Santa Sede. En Córdoba el presbítero Juan Carlos Giordano y el responsable del juicio Canónico me entregaron una carta con la resolución del Vaticano», enfatizó.
Carolina manfiestó que «la carta confirmaba que la Santa Sede consideraba inconveniente que sacerdote preste un cargo político, considera que las denuncias sobre él son «creíbles y graves» y solicita que se inicie un juicio «canónico, penal y urgente»»
«En el 2001 consulté a algunos abogados y todos me sugerían que no hiciera la denuncia. Me decían que iba a ser la palabra de este señor contra la mía y el contexto social no ayudaba mucho. Consulté también a una agrupación de víctimas de hechos de abusos. El costo económico para denunciar es alto y no tengo posibilidades para hacerlo. Por eso, solo hice la denuncia ante la Iglesia», subrayó.

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