A 50 años del Cordobazo: Cuando trabajadores y estudiantes cambiaron la historia

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Onganía ponía fin al gobierno del radical Arturo Illia el 28 de junio de 1966 e iniciaba la llamada Revolución Argentina. El golpe contó con el apoyo del establishment y la adhesión entusiasta de la CGT encabezada por el peronista Augusto Timoteo Vandor. Juan Domingo Perón vivió todo desde el exilio.
El nuevo gobierno fue una alianza entre el nacionalismo integrista y el liberalismo económico que hicieron de esta dictadura una mezcla insoportable de represión social, oscurantismo intelectual y cultural y un plan de ajuste al servicio del gran capital. Su Ministro de Economía Adalbert Krieger Vasena llevó a cabo un plan económico que devaluó la moneda un 40%, congeló salarios por dos años, suspendió los convenios colectivos de trabajo, y dio lugar a una Ley de Hidrocarburos, que permitía a las empresas privadas participar de la explotación petrolera y una ley de alquileres a favor de la especulación inmobiliaria, según precisó el diario de Izquierda.
El Cordobazo fue precedido por una serie de movilizaciones estudiantiles y obreras cuyos puntos más altos son las manifestaciones de los estudiantes en Corrientes donde cae asesinado Juan José Cabral, y en Rosario los jóvenes Bello y Blanco lo que provoca el levantamiento obrero conocido como el primer Rosariazo.
El 29 de Mayo la ciudad amaneció con un paro general convocado por la CGT, que en Córdoba se lleva a cabo por 36 horas y mediante una movilización hacia el centro de la ciudad. La eliminación del sábado inglés incentiva la oposición obrera. La movilización estuvo claramente encabezada por las columnas de los sindicatos (SMATA, Luz y Fuerza, UOM, UTA) que avanzan hacia el centro de la ciudad. Se movilizan de 3.000 a 4.000 obreros de IKA a la que se suman 1.000 metalúrgicos. También marchan los obreros de combativas fábricas como Perdriel, ILASA, y Perkins, así como de IME y la Fiat (aunque no organizados) también participaron. En el caso de Luz y Fuerza la columna había reunido a 1.000 trabajadores mientras que los empleados públicos, bancarios, judiciales, municipales y de comercio también fueron de la partida.
La dictadura intentó frenar el avance de las columnas y la represión provocó la muerte del joven obrero Máximo Mena que integraba la columna de la planta Santa Isabel de la firma IKA. La noticia corrió como reguero de pólvora y la ciudad fue ocupada por los obreros y estudiantes que derrotaron a la policía y ocuparon 150 manzanas alrededor del centro, que en una verdadera escena de batallas callejeras y guerra de guerrillas urbana se cubrieron de barricadas, comenzando a coordinarse entre sí para frenar la represión.
Para retomar el control, la dictadura debió apelar al Ejército que por la noche del 29 y la madrugada del 30 se enfrentó a nidos de francotiradores que cubrían el repliegue de los manifestantes.
El Cordobazo fue una acción histórica independiente de las masas. La clase obrera acaudilló a los estudiantes y el pueblo pobre, transformando el paro general en una huelga general, política que exigía el fin de la dictadura.

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