Rosa Sabena es Doctora Honoris Causa de la UNRC

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Rosa Sabena es Doctora Honoris Causa de la UNRC, el tributo a una luchadora que se engrandeció desde el dolor y la convicción
Luego de ser recibida por autoridades universitarias, Rosa Sabena firmó el libro de Visitantes Ilustres de nuestra casa y ofreció una conferencia de prensa. La escena es común a otras presencias notables. El motivo es especial: se trata de la flamante Doctora Honoris Causa de la UNRC, reconocida por su vasta, inclaudicable lucha por verdad y justicia, por su testimonio vital, por su abrazo a causas nobles.
Desde la desaparición de su hijo, Rosa ha peregrinado no solo buscándolo sino también lidiando con un lenguaje judicial que no conocía y ante el cual no se resignó. Resuelta, se puso a estudiar Abogacía para tener conocimiento de lo que escuchaba y contribuir desde el saber académico a sus ingentes esfuerzos para localizar a Nicolás.
Su lucha no se agotó en su familia. Horas antes de la ceremonia que se llevó a cabo en el Aula Magna de Agronomía y Veterinaria, en diálogo con la 97.7 Radio UNRC, Sabena manifestó que no podía quedarse indiferente ante el sufrimiento de otros que pasaron, como ella, por una de las incertidumbres e hipótesis más dolorosas: no saber qué ha sido de un hijo y tener la sospecha de que una tragedia le ha sucedido.
A días del 24 de marzo, el padecimiento de Rosa Sabena por desconocer el paradero de su hijo, desaparecido el 14 de septiembre de 2008, arrima la evocación de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Golpear puertas, preguntar, pedir por favor e irse con las manos vacías. Y sin embargo seguir, sacar fuerzas de flaqueza y con ellas ayudar a otros que atraviesan similares condiciones.
Rosa Sabena ilustra perseverancia, templanza, generosidad, valentía, entre otros valores. Triunfó sobre el temor, comprensible temor, y consiguió que en 2014, seis años después de la desaparición de su hijo, tres integrantes de la familia Vargas Parra fueran condenados por haberlo tenido secuestrado en una quinta.
En 2016, el tránsito de Rosa por los caminos de las leyes tuvo otro mojón destacable: se recibió de abogada, título con el que deslumbró una vez más por su tenacidad.
Atrás habían quedado los tiempos en que -luego de un largo trámite- el Fiscal General de la Provincia de Córdoba, Alejandro Moyano, ordenó la apertura del Jury de Enjuiciamiento, por presunto mal desempeño del fiscal Walter Guzman, en sus funciones en torno a la investigación. Finalmente, el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios Judiciales de la Provincia absolvió por unanimidad al fiscal de Río Cuarto.
Por delante estaban la continuidad en la brega de Sabena para solidarizarse con quienes sienten que la justicia es un sustantivo abstracto que no se les hace concreto en sus experiencias. Su vida, como la de Susana Trimarco (también Doctora Honoris Causa de la UNRC, madre de Marita Verón) registra un antes y después del día en que perdió contacto con la sangre de su sangre. Por eso, probablemente, se fundieron en un abrazo en la ceremonia de marzo de 2015, cuando en el Teatro Municipal la Universidad invistió a Trimarco por su denodada labor contra la trata de personas.
Su dolor se mantenía, claro que había algunos gestos que deben de haberla confortado. Por ejemplo, la iniciativa firmada por Francisco Bertorello, Tamara Lerchundi, Mariano Politano, Micaela Molinero y Javier Schifani y aprobada por el Consejo Superior de la UNRC de investir a Rosa Sabena como Doctora Honoris Causa. Los impulsores de esta condecoración indicaron: “Para que la convivencia en un sistema democrático sea posible es necesario que exista una justicia eficiente, igualitaria y transparente. Sólo se puede lograr apartando a aquellos magistrados que no cumplen correctamente con sus funciones. Por eso, es tan relevante para el conjunto social la lucha de la abogada Sabena”.
La propuesta de distinguir a esta abnegada madre contó con el aval de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Municipalidad de Río Cuarto; de Susana Trimarco, fundadora y presidenta de la Fundación María de los Ángeles y Doctor Honoris Causa de la UNRC; de Hugo Seleme, director del programa de Ética y Teoría Política de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba; de Martín Aspitia, de la Agrupación Sejus (Sembrando Justicia Social); de Julián Axat, director del Programa de Acceso Comunitario a la Justicia de la Procuración General de la Nación; del Equipo de Geología Forense de la UNRC; del colectivo de mujeres “Las mariposas ni una menos”, y de la Mesa de la Diversidad.
De frente al público, Rosa agradeció “a todos por este reconocimiento, que es un aliciente, un empuje más para esta lucha que no cesa. Me honra que esto surja en este espacio, esta universidad de la que formé parte hasta que esta tragedia llegó a mi familia”. En orden cronológico, planteó que “hasta el 14 de septiembre de 2008 yo era una ignota ciudadana, una mujer plenamente feliz, tenía todo lo mejor que la vida puede ofrecer. Tenía dos hijos sanos, buenas personas, un buen esposo trabajador, honesto, y excelente padre. Yo trabajaba, estudiaba en esta misma Universidad y estaba rodeada de buenos amigos. Vivía en una comunión de amor, respeto y alegría. Yo era plenamente feliz”. Era. Cambio. Trágico cambio. “Por una discusión propia de un adolescente, Nicolás,se fue de casa y con el pasar de los días, el 14 de septiembre, perdimos contacto con él”.
Sabena evocó la frustración que la esperaba cuando, “presa de la desesperación”, “acudió a la policía (se le quiebra la voz) para dar cuenta de que Nicolás no respondía su celular, que no lo encontrábamos, que teníamos mucho miedo”. Su mal presentimiento se basaba en que “era imposible que dejara de comunicarse con nosotros”. Indicó que “no sólo no obtuve respuestas sino que además fui sometida a destratos y al famoso “los adolescentes tienen esas conductas, o ustedes tienen enemigos?”. Otro escollo con el que se topó esta madre angustiada fue la negativa policial a tomarle la denuncia por cuanto recordó que le decían: “Es mayor de edad, no lo podemos buscar”. No fue suficiente para hacerla cejar; “una tarde me instalé llorando, suplicando, con un abogado hasta que a altas horas de la noche pude radicar la denuncia”.
En silencio, el público reunido en el Aula Magna la escuchó aseverar: “Hasta ese momento, al igual que todos los ciudadanos decentes, tenía una mirada positiva sobre todas las instituciones, la policía, la justicia, y la política”. Claro que “cuando comenzó la investigación por la desaparición de Nicolás descubrí que existen algunos funcionarios policiales y judiciales corruptos, que no sólo no buscaban a mi hijo, sino que les prevenían telefónicamente a los delincuentes antes de realizarles los allanamientos. Ahí empecé a ser consciente de que el delito existe y existe la connivencia entre algunos funcionarios y los delincuentes, pero allí es donde me aparece esta fuerza para luchar por la justicia y la verdad para saber que sucedió con Nicolás”.
Se empeñó Rosa Sabena en esclarecer la penosa incógnita en torno del paradero de su hijo. A tal punto que, contó, “empecé a analizar cada foja del expediente, cada sábana telefónica”.
Por “las graves irregularidades procesales que descubrí en la investigación” resolvió “aprender a realizar escritos judiciales para impulsar la investigación ante la desidia del primer fiscal que instruyó la causa y en ese momento aprendí lo que significaba ser querellante particular”. Detalló que esta figura “está prevista en el Código Procesal Penal de Córdoba y nos permite a las personas damnificadas ser parte activa en la investigación solicitando medidas, proponiendo pruebas siempre que sean pertinentes y útiles” y “encuentra resguardo en el artículo 18 de la Constitución Nacional”.
En su alocución, esta mujer que empezó a tientas a entender de leyes y que desde 2016 es abogada, planteó que “la tarea del querellante dentro del proceso penal encuentra una contradicción inexplicable a la hora de obtener un pronunciamiento definitivo, cuando se habilita el trámite de juicio abreviado, en el que se consigue un reconocimiento de la culpabilidad, pero al mismo tiempo se reduce la pena que debería caer sobre ese delincuente. Esta figura aparece como un impedimento procesal inadmisible y discriminatorio, coronando situaciones que si bien resultan legales, traen consigo una gran injusticia para quienes luchamos por encontrar Justicia”.
Por eso, “desde este triste rol en el que me ha puesto la vida –agregó Sabena-, y ahora como abogada, voy a tratar de que a futuro esto pueda reverse. De hecho, ya he mantenido algunas conversaciones informales para que se evalúe la sanción de un proyecto de ley que contemple la posibilidad de que el querellante postule su oposición ante un juicio abreviado, al menos en casos como la desaparición de personas o crímenes atroces”.
Hacia el final, hizo “hincapié en esto: todos los ciudadanos tienen el derecho de constituirse en querellante particular con patrocinio letrado, y si carecen de medios, pueden solicitar se les asigne un asesor letrado, porque en ningún caso puede resultar limitado el acceso a la Justicia por razones económicas y la ley establece un sistema de asistencia gratuita a tal efecto”. Añadió que “con nuestros impuestos pagamos los sueldos” de los funcionarios responsables de impartir justicia” y convocó a “luchar con todas nuestras fuerzas”.
A quienes acaso estuvieran pensando que el trayecto es arduo les recordó: “Todos tienen la fuerza para luchar, porque eso es lo que da el amor esa fuerza imparable, que nada te detiene, porque estas luchando por la verdad. Y la verdad nunca prescribe”.

Rovere: “El dolor de Rosa Sabena propició una actitud solidaria y transformadora. Y ese gesto sólo es posible cuando lo que se juega es el amor”

“Estimada Rosa, al distinguirla, esta Universidad busca destacar no sólo su lucha en la búsqueda de justicia ante la desaparición de su hijo, sino porque, ante lo insoportable que atraviesa el alma de una madre que ha perdido a su hijo, no se derrumbó y, con todo ese dolor a cuestas, apostó a la lucha por la justicia; no se quedó en la pasividad y enfrentó al poder que parece tener en sus manos la vida y la muerte”, le dijo a la homenajeada el rector Roberto Rovere, quien consideró a esta investidura como “uno de los acontecimientos más significativos y excepcionales en la vida académica universitaria”. “Y lo es – sostuvo- porque en esta emotiva y solemne ceremonia, estamos formalizando la entrega del título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Río Cuarto a la señora Rosa Patricia Beatriz Sabena”.
“El otorgamiento del máximo reconocimiento académico que concede nuestro Consejo Superior se encuadra en los fines establecidos en su Estatuto Universitario, que la define como una institución permanentemente comprometida con la sociedad y que, fiel a sus ideales a favor de la vida, la democracia y los valores de la libertad, debe emitir mensajes claros y orientadores sobre los caminos que deben seguirse para la construcción de una sociedad mejor, más justa y más solidaria a fin de lograr el bienestar de todos”, remarcó el rector.
Rovere le manifestó a la sacrificada madre: “Se nos hace difícil imaginar lo que implica soportar el vacío y el daño irreparable que significa la privación de un hijo. Pero cuando el dolor motoriza lo más noble, cuando lo que nos sucede y nos trastorna nos compromete y nos impulsa a transformar y transformarnos, nos reponemos a la adversidad y apostamos a la dignidad”.
Y destacó: “En ese devenir ante el dolor y su lucha por la búsqueda de la justicia, adquirió los conocimientos y experiencias que tienen que ver con la condición humana: la miseria, la mezquindad, la mentira y el dolor, pero también la solidaridad y el compromiso, cuestiones que hoy puede poner al servicio de otras tragedias, acompañando y señalando el camino que intenta llegar a la verdad”.
“Ante el impacto que subvirtió el orden de su vida, comprendió que lo que debía imponerse es la legalidad. De lo contrario se impone lo siniestro, el odio, la venganza”, remarcó. Y acotó: “Se enfrentó a una pérdida devastadora, al desmoronamiento de su mundo familiar, a un acontecimiento que rompe la trama de la realidad cotidiana, y optó por la hidalguía de un gesto reparador para sí misma, para su familia y para la ciudadanía: luchar por la verdad y por la justicia”.
“Su lucha no se circunscribió a su dolor, sino que acogió el de otras madres y derramó su experiencia con el interés y el compromiso de quien sabe la envergadura de tal sufrimiento. Su lucha es la lucha de todas las madres a quienes el flagelo de la droga y la violencia les arrebató a sus hijos y las condenó a su ausencia”.
“Su trayectoria es una contribución a la ciudadanía, un ejemplo de valor y de lucha por los derechos humanos. En una sociedad violenta donde la venganza y la agresión son moneda corriente, es necesario destacar a quienes usan como respuesta la palabra, el compromiso por la verdad; más aún cuando emerge desde la tragedia. Así se construye la paz y la democracia”.
Finalmente, el rector Roberto Rovere destacó que “esta clase de distinciones, nos invita a reflexionar sobre la trascendencia de las cualidades que el tiempo aquilata en aquellas personas que a través de sus acciones ejemplares y su compromiso social supieron llamarnos la atención ofreciéndonos una lección valiosa para nuestras vidas, tanto en lo personal, como en lo comunitario”.
“No nos es ajeno que se trata de una pérdida que deja siempre un resto incurable, pero queremos destacar que el dolor de Rosa Sabena, lejos de romper lo bueno, propició una actitud solidaria y transformadora. Yo creo que ese gesto sólo es posible cuando lo que se juega es el amor. Por eso, hoy también nos ha convocado el amor”, concluyó.

“Gracias Rosa, por recibir esta distinción, por donar tu ejemplo para que forme parte de nuestra vida”

“Rosa, te acompañamos, estamos de tu lado, junto a vos, con vos. Es necesario estar despiertos, activos, atentos. El silencio y el ocultamiento tienen que regresar al lugar de las sombras donde se originaron. La justicia se consigue sólo a cielo abierto con la mirada transparente y la voz clara. Gracias Rosa, por recibir esta distinción, por donar tu ejemplo para que forme parte de nuestra vida”, dijo como conclusión, visiblemente emocionada, Rosa Cattana, decana de Ciencias Exactas, al cerrar el laudatio que estuvo a su cargo en esta distinción de la UNRC a Rosa Sabena.
La decana dijo que este doctorado Honoris Causa “es una manera de expresarnos y posicionarnos como comunidad Universitaria que defiende la educación pública y democrática, de demostrar nuestro compromiso con la búsqueda de la verdad”.
Sostuvo: “Rosa Sabena, madre, mujer. No se quedó sólo cicatrizando las heridas de su profundo dolor, salió a buscar a su hijo, pero también a mostrar los pliegues injustos de los mecanismos de la justicia. Las zonas veladas, encriptadas de los procesos judiciales”.
“Rosa Sabena habló, buscó y fue por más; estudió para poder argumentar lo que su impulso de madre, su inquieta inteligencia advertía como problemas en el proceso de investigación que se lleva adelante por la desaparición de su hijo. Ese interés la llevó a recibirse de abogada para poder desde adentro conocer los matices y el lenguaje jurídico que tantas veces aparecía como un obstáculo para comprender cada etapa del proceso judicial”.
“Rosa Sabena hizo de su dolor una entrega solidaria. Pudorosa. Desde su lugar de abogada y mucho antes aun, colabora y ayuda cada día a muchas personas que se acercan ahora a su estudio en su propia casa a buscar asesoramiento, consuelo, orientación en casos en que pareciera que la justicia desampara a los más débiles.
Nicolás nos falta a todos. ¿Cuánto más puede durar el horror de no saber qué pasó con Nicolás? ‘El no, no existe’ repite siempre Rosa Sabena. Yo agregaría una frase que tomo de la agrupación HIJOS: ‘Lo imposible, solo demora un poco más’”.
Cattana, por otro lado, afirmó: “la violencia, la injusticia no cesan, ni siquiera en plena democracia” y que “es visible para el sentido común que la lentitud o el apresuramiento de la Justicia se relacionan muchas veces con funcionarios judiciales o policiales deshonestos que responden a intereses personales o comprometidos con el poder político o económico”. Y acotó: “En Río Cuarto, hemos tenido nuestro historial sombrío de desapariciones y asesinatos: Alejandro Flores, Nora Dalmasso, Nicolás Sabena, entre los más resonados, pero la lista sigue y tiene sus antecedentes en los desaparecidos y asesinados en la época de la dictadura, 40 riocuartenses según relevamiento de la Comisión Municipal de la Memoria”.
La decana, por otra parte, apuntó: “no es casual sean mujeres quienes salen a reclamar justicia. Mujeres que son calificadas como locas, violentas, histéricas, como las “locas de Plaza de Mayo” o “la histérica de Rosa Sabena”. ¡Que vivan las locas y las histéricas!, porque, como dijo Galeano sobre las Madres de Plaza de Mayo, ‘son un ejemplo de salud mental porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria’”.
“Mujeres, violencia, desaparición de personas, hijos, lucha y resistencia, parecen ser las palabras que definen y sostienen una estructura social y jurídica que se tambalea más de lo deseable en coyunturas críticas como la actual”, puntualizó Cattana. Y siguió: “Y así salen las mujeres a reclamar justicia, con el amor como única herramienta, se agrupan, se buscan, forman redes, generan empatía, la tarea de salir en búsqueda de justicia, les muestra una realidad desconocida, y sus causas individuales se transforman en causas colectivas. Así sucedió con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, con Susana Trimarco, con Viviana Alegre, con Rosa Arias, con Rosa Sabena, con las hermanas de Luciano Arruga y tantas mujeres más”.
“Rosa Sabena busca a su hijo, a Nicolás Sabena, con quien tuvo contacto por última vez el 14 de septiembre del año 2008. De allí en más es conocido en nuestra ciudad el derrotero de su búsqueda, de sus enfrentamientos con quienes han pretendido y pretenden aun ocultar pistas indispensables para llegar a la verdad”, añadió.
El de la decana de Ciencias Exactas fue el primero de los discursos que se siguió con suma atención y respetuoso silencio en el Aula Magna. Momentos antes, Rosa Sabena había recibido el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Río Cuarto por resolución 394 del Consejo Superior de la UNRC. La solemne investidura estuvo a cargo del rector, Roberto Rovere. A Sabena le fue entregado tanto el título como una carpeta con la resolución del nombramiento, una plaqueta y un ramo de flores. Además, se le obsequiaron libros por parte de UniRío, la editorial de nuestra casa de estudios. Otro de los presentes que se llevó Rosa Patricia Beatriz Sabena fue una agenda que le otorgaron integrantes de la agrupación Dinámica Estudiantil. Se sumó a un regalo que Rosa Cattana le acercó en nombre de la Facultad de Ciencias Exactas y a un diploma, un cuadro y una remera con el texto “Mujer bonita es la que lucha”, que Sabena acogió de manos de miembros de la Federación Universitaria de Río Cuarto.
Fueron momentos de sonrisas, abrazos y aplausos en la mesa académica, lugar que además de Rosa Sabena fue ocupado por el rector y el vice, Roberto Rovere y Jorge González, y los decanos de las facultades de Agronomía y Veterinaria, Guillermo Bernardes; Ciencias Económicas, Susana Panella; Ciencias Exactas, Rosa Cattana; Ciencias Humanas, Gisela Vélez, e Ingeniería, Leonardo Molisani.
Un clima similar se había vivido en la sala Pereira Pinto, donde se realizó la conferencia de prensa. Medios impresos, radiales de AM y FM y de televisión abierta y por cable, además de estudiantes de Ciencias de la Comunicación, formularon preguntas a una mujer que, suelta y contenta, empezó preguntando en broma “¿estoy bien arreglada?” cuando se prendieron las cámaras. Por entonces, los flashes la dejaban ver sonriente, distinto de sus primeros planos cuando su discurso en el Aula Magna la llevó a recordar aquel septiembre de 2008 en el que dejó de ver a diario a su hijo Nicolás.
En diálogo con periodistas, Sabena manifestó su “orgullo muy grande” así como “el aliciente para continuar la lucha” que conllevan para ella el doctorado Honoris Causa. “Soy de avanzada edad, pero incipiente abogada”, aseveró esta profesional que desde su graduación en 2016 está “resolviendo causas” en estrados tribunalicios, lo cual le da “un gran placer”.
Consultada acerca de si todas sus críticas al Poder Judicial local la han perjudicado en su desempeño como letrada, Rosa Sabena dijo que “todo viene bien hasta aquí, pero sabemos a qué atenernos”.
Hermanada por Susana Trimarco, la valoró porque “ella me abrió muchas puertas de autoridades nacionales”, lo que permitió “conseguir el georradar”. En este marco, apreció al Equipo de Geología Forense, “son como parte de mi familia; ante el mínimo hallazgo me avisan y son incansables, no tienen límites para trabajar”.
De trajecito con pollera entallada y saco a rombos albinegros –a juego con su blusa y su collarcito blancos- pequeños con hombreras negras, Sabena confió que “anoche me costó un poquito dormirme”. Con las manos juntas y los dedos entrelazados, aseguró que “deseo permanentemente encontrar a Nicolás” y afirmó que “le hice la promesa de seguir buscándolo siempre; no se puede decir ‘me olvido, ya hice todo lo que pude’”. Siente que precisamente esta lucha sin descanso “alguien puede finalmente dar la información” que acabe con una incertidumbre triste, sombría.
Quizás por su valor para transitar por la vida, el dolor no le impidió la gratitud, la que expresó hacia la universidad en la recepción que se le ofreció en el despacho rectoral con la participación de funcionarios de la UNRC y decanales de las facultades. La que también transmitió a los periodistas, “que me dieron siempre la posibilidad de reclamar” y que le ha servido también ya que “siempre que sale mi imagen recibo datos”.
En el acto de investidura hubo variadas presencias: a nivel universitario, entre ellos el ex rector Marcelo Ruiz junto a su vice, Javier Salminis, docentes, nodocentes, estudiantes y graduados. De la esfera política local y regional asistieron el intendente de Río Cuarto, Juan Llamosas; el presidente del Concejo Deliberante, Darío Fuentes, además de representantes de localidades vecinas y Consejo Social Económico. También fueron testigos del doctorado Honoris Causa para Rosa Sabena el juez federal Carlos Ochoa, abogados del foro riocuartense, el director del PAMI delegación Río Cuarto, Gonzalo Luján, el defensor del Pueblo de Río Cuarto, Ismael Rins.

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