A 15 años de la crisis del 2001: «Todo se venía abajo, como en un efecto dominó»

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En 1999, la Argentina ya mostraba signos devastadores de su economía y radiografía social pero nadie imaginaba su propio estallido. En el 2001, Para responder a las exigencias del Fondo Monetario Internacional, el Gobierno del entonces presidente Fernando De la Rua y una Alianza debilitada adoptó más ajuste. Para detener la corrida bancaria (el retiro masivo de depósitos ante la desconfianza de la economía) e impedir la quiebra de los bancos, a principios de 2001, el Gobierno ordenó el congelamiento de los depósitos: cerca de 70,000 millones de dólares. Además, prohibió las transferencias al extranjero. Con Domingo Cavallo como ministro de Economía se impone la restricción, bautizada como “corralito”.
Con Cavallo fuera del poder y un país en llamas, se desencadenaron violentas protestas que fueron reprimidas, dejando un saldo de 33 muertos. Los supermercados fueron saqueados y la población expresó su cólera en los barrios a través de los llamados “cacerolazos”.
Ante la agitación social, el 19 de diciembre de 2001 el presidente De la Rúa decretó el estado de sitio. Al día siguiente, asediado por miles de manifestantes que rodeaban la Casa Rosada (sede del Poder Ejecutivo), el mandatario firmó su renuncia y abandonó el inmueble en helicóptero.
El día 23, el presidente interino Adolfo Rodríguez Saá declaró la mayor moratoria de la historia: 100,000 millones de dólares incluyendo intereses. Una semana después renunció al cargo. Este default representó el 166% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Eduardo Duhalde, quinto presidente en casi dos semanas, anunció el 3 de febrero de 2002 la devaluación del peso (que llegó a perder 70%). La medida puso fin a la paridad entre el peso y el dólar. Los trabajadores pagaban una vez más el ajuste y se licuaba la deuda de los privados. La crisis social, económica y política aún nos dejaba en el infierno. Solo 15 años atrás.

«Efecto dominó»

«Todo se venía abajo, como en un efecto dominó», resaltó Marta Santa, una de las líderes del grupo de autoconvocados en Río Cuarto.
La riocuartense sostuvo que «muchos se quedaron sin trabajo y el esfuerzo de todos había sido en vano, con un gobierno tomando medidas disparatadas»
«Cuando lo escucho nuevamente a Cavallo no puedo evitar la bronca. Llevó al país más allá del subsuelo. Hay que tener memoria para que esto no vuelva a pasar», enfatizó.
Santa recordó los escraches a dirigentes políticos y precisó que «estuvieron ligados a la confirmación de la presencia de ñoquis en el Congreso»
«Había gente que cobraba sueldos sin trabajar y el pueblo pagaba los platos rotos. Lamentablemente, creo que los políticos no entendieron nada y siguieron con las mismas mañas. Nunca pagan el ajuste», lamentó.

«Lo habíamos advertido»

El ex intendente Alberto Cantero, mandatario de la ciudad en pleno estallido social, dijo a Póster Central que «lo ocurrido fue consecuencia del modelo que nació en la dictadura, tuvo su continuidad en los 90 e hizo eclosión en el 2001»
«Río Cuarto no estuvo ajeno a lo que pasaba en el país pero no hubo un solo saqueo. Nosotros en enero del 2001 ya habíamos advertido que el modelo podía explotar y en febrero resolvimos declarar la emergencia económica y social, donde se redujo el 25 por ciento de los sueldos de los funcionarios», aseveró.
Añadió que «también se estableció un 5 por ciento de ahorro entre lo que se recaudaba y lo que se podía gastar para garantizar el sueldo de los trabajadores»
«Nuestro objetivo era darle de comer a la gente, con participación institucional. Logramos que en Río Cuarto no haya un solo saqueo», subrayó.

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