Una sanjuanina y un formoseño se casaron en la Antártida

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Se casaron en la Base Esperanza, asentamiento antártico argentino emplazado a unos 3.600 kilómetros de Buenos Aires y a 2.800 kilómetros del Polo Sur, donde habitan junto a sus dos hijos y cerca de 60 personas desde diciembre del año pasado.

Romina Lemos Pereyra es sanjuanina y Néstor María Franco formoseño, ambos tienen 35 años y se conocieron dando clases en escuelas públicas de Ushuaia, donde formaron pareja y son padres de Esteban Ignacio, de 12 y Mora, de 4.

Desde 2014 se venían postulando en el Ministerio de Educación de Tierra del Fuego para ocupar el cargo de docentes rurales a cargo de la escuela provincial Nº 38 “Raúl Ricardo Alfonsín”, cargo que la provincia concursa anualmente entre matrimonios de docentes fueguinos con experiencia en escuelas rurales.

La pareja se hizo cargo de la escuela a finales de 2015 y tuvo la responsabilidad de educar a los 12 chicos y adolescentes que acompañaron a sus padres a lo largo de toda la invernada Antártica.

En diálogo con Télam, Romina contó que “dar clases acá era un objetivo que teníamos desde hace mucho y siempre decíamos que sería lindo casarnos acá; Néstor se había venido el 29 de diciembre y me llamó el 1 de enero que yo estaba pasando año nuevo con la familia en San Juan para pedirme formalmente que nos casemos”.

“Inmediatamente le dije que sí y al otro día empezamos a pensar cómo; él se había llevado un traje entre sus cosas pensando en esto y habló con el jefe de la base que le dijo que no había problemas porque él tiene autoridad de juez de paz”, agregó.

“Como yo salía para acá en febrero no hubo tiempo para mucho, una de mis hermanas me dio el vestido para la ceremonia y otra me regaló las alianzas; después acá en la base contamos con la ayuda de todos para organizar la fiesta, los chicos nos ayudaron con los arreglos, una científica nos hizo la torta, una mamá los centros de mesa, otra me peinó y otra me hizo las uñas esculpidas”, apuntó.

“El 21 de noviembre es nuestro aniversario, y justo el viernes pasado terminamos el ciclo lectivo porque la semana que viene nos evacuan; así que la fecha del sábado 26 cayó justa porque el 27 era el cumpleaños de una de las adolescentes y no queríamos superponer el festejo”, explicó.

“Pasar un año entero acá es un desafío muy grande, yo nunca estuve tanto tiempo alejada de los seres queridos, somos una familia grande de siete hermanos que se junta todos los domingos porque vivimos todos en Ushuaia uno cerca de otro y para Mora también fue especial porque acá no tiene amiguitos de su edad y había que acompañarla mucho”.

“La idea era transmitir el casamiento por Internet para las familias pero no se pudo dar por cuestiones técnicas, de todos modos el cocinero lo filmó y lo compartimos cuando hicimos skype después de la ceremonia con mi suegra que está en Formosa y con mi familia de Ushuaia; el casamiento en la iglesia va a ser en 2017 en algún lugar intermedio entre una punta y otra para que las dos familias se puedan juntar”, completó.

Mientras tomaba mate con su flamante esposa y jugaba con su hija menor, Néstor dijo a Télam que “uno de los desafíos fue preparar muchas cosas desde cero, para eso tuvimos que buscar en Internet sitios sobre organización de bodas y tutoriales de manualidades que nos ayuden a confeccionar los centros de mesa y los recuerdos con los elementos que teníamos a mano, como retazos de arpillera que quedaban de manualidades de la escuela”.

“La vida familiar en Ushuaia era más rutinaria porque los dos trabajamos mucho afuera de casa y pasábamos menos tiempo con los chicos, acá estamos todo el tiempo con ellos porque además somos sus docentes y eso nos permitió conocernos más y dedicarles más tiempo”, destacó.

“Como docentes, ésta es una experiencia incomparable porque nos pone en una situación de convivencia cotidiana dónde tenemos que ser especialmente sensibles a las necesidades de chicos y adolescentes que pueden sentirse incómodos por el aislamiento o la monotonía; aunque en general la pasan muy bien cuando tienen oportunidades de pasear con con sus amigos o salir a jugar en los alrededores de las casas”, indicó.

El jefe de Base Esperanza, Teniente Coronel Miguel Ángel Vázquez, contó a Télam que “desde febrero de 1955 tenemos registro de 10 matrimonios, y el noveno había sido en 2008; como jefe de Base soy además delegado del registro civil de Tierra del Fuego, estafetero del Correo Argentino y responsable de LRA 36 Arcángel San Gabriel que forma parte de la red de Radio Nacional”.

“Un casamiento siempre es algo fuera de la vida habitual de la base y motivo de celebración, lo coordinamos para una fecha que es significativa para ellos y que como era sábado a la tarde permitía la participación de todo el personal”, agregó.

El militar detalló que “la ceremonia se realizó a las 19.30 en el salón de actos de la escuela, luego en un vehículo de la base la pareja fue a sacarse fotos en los alrededores, y a las 21.30 hubo una fiesta para todos en el casino de oficiales”.

La Base Antártica Esperanza (BAE) es una estación científica argentina ubicada en punta Foca de la bahía Esperanza en la península Trinidad, junto a la base chilena Villa Las Estrellas son los únicos establecimientos de la Antártida en donde hay personal temporal cumpliendo funciones militares, científicas o de servicio acompañados de sus familias. Telam

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