Crimen de Nora, a 10 años – Brito: «El fiscal actual está perdiendo un valioso tiempo»

0
Compartir

Brito insistió en conferencia de prensa sobre la presunta «ineptitud y negligencia» de quienes debieron obtener la prueba.

El viudo Marcelo Macarrón está imputado, pero libre. Es el cuarto acusado por el crimen de su esposa, Nora Dalmasso, y por primera vez existe la sensación social y judicial que habrá un sospechoso en el banquillo de un juicio oral. Antes pasaron el abogado Rafael Magnasco, el pintor Gastón Zárate y hasta el hijo de la víctima, Facundo. Solo uno de los tres fue apuntado más allá de la endeble instancia de la sospecha leve y estuvo detenido, al menos por algunas horas. El perejil fue la referencia de una Justicia de mirada clasista.
El femicidio cumplirá una década el próximo 25 de noviembre y a solo dos años de la prescripción, el fiscal Daniel Miralles apuntó a las pruebas recogidas el mismo día en que hallaron el cuerpo de la víctima y que el Centro de Estudios Forenses de los Estados Unidos convirtió en una prueba clave de ADN.

«Ineptitud y negligencia»

Para el doctor Marcelo Brito, abogado de Macarrón, el fiscal debería apuntar a la pericia sobre un cabello hallado en la escena del crimen y cuyo ADN no pertenece al viudo. Sin embargo, la Justicia desestima la incidencia que intenta darle la defensa en virtud de otros rastros genéticos que comprometen al acusado.
Brito insistió, además, en conferencia de prensa sobre la presunta «ineptitud y negligencia» de quienes debieron obtener las muestras.
«El fiscal actual está perdiendo un valioso tiempo por algo en lo que está absolutamente convencido. Los elementos utilizados para imputar han sido valorados equivocadamente», enfatizó.

El informe

A mediados de 2007, la Unidad Genética Forense del Poder ­Judicial (ex-Ceprocor) deter­minó el Haplotipo Y del linaje Macarrón en la evidencia, lo que por entonces provocó la imputación del hijo de Nora, Facundo Macarrón. Se hallaron rastros genéticos de un hombre del linaje Macarrón en al menos 10 muestras de la escena del crimen. Al año siguiente, el FBI confirmó que el ADN completo del viudo Marcelo Macarrón era el que estaba en las sábanas (arriba y debajo de la víctima), en el exudado vaginal, en la muestra de algodón peritado en vulva y en dos tramos del cinto de la bata con que Nora fue estrangulada.
Tras el sobreseimiento de Facundo y el Perejil Zárate, transcurrieron años que derivaron en un clima de desinterés y resignación. El homicida parecía ufanarse de un crimen favorecido por la impericia judicial y un cerco de silencio que nadie pudo quebrar.
En la fiscalía de Instrucción de Javier Di Santo lamentaban no tener crédito judicial para apuntar a la participación del viudo, a pesar de contar con las pruebas de ADN. Una denuncia del Observatorio de DDHH de la UNRC anticipó la salida del fiscal y la designación de Miralles, quien en tiempo récord acusó a Macarrón de homicidio.
Macarrón había reconocido que mantuvo relaciones sexuales con Nora 4 días antes del homicidio y los expertos genéticos afirman que las huellas genéticas pueden permanecer varios días en el cuerpo de la mujer. El día del crimen el viudo dijo haber ganado el único torneo de Golf de su vida en Punta del Este. Di Santo le creyó ó no tuvo los argumentos y ni la fortaleza para contrarrestar la coartada del viudo.
Macarrón aseguró que estaba a más de 1.350 kilómetros de Río Cuarto y presentó más de una docena de testigos de su participación en el Torneo Semisenior del Mercosur, en el Cantegril Country Club. Su amigo, el abogado Daniel Lacase, contó que él le dio la noticia de la muerte de Nora a Marcelo, el domingo 26 por la tarde, cuando le avisaron que un vecino había descubierto el cadáver.
Sus compañeros de golf aseguran que sólo dejaron de verlo entre las 2 y las 8 de la mañana de aquel 25 de noviembre. Supuestamente dormía. Miralles confía en esa ventana temporal. Para el fiscal, la coartada perfecta cayó cuando cambió la ecuación de análisis. Considera que el ADN prueba que Macarrón estuvo en la escena del crimen y lo que está en duda es que el presunto homicida haya pasado todo un fin de semana de gloria deportiva en Uruguay.
La causa no permite más dilaciones ni tropiezos y Miralles lo sabe. El fiscal busca cerrar todos los eslabones de la acusación para elevarla a juicio “lo antes posible”. 10 años después del femicidio de Nora, la víctima sufrió tantas muertes como silencios impunes. Río Cuarto quedó en el centro de la escena y las sospechas. La prescripción es un fantasma con responsables y será la última oportunidad para demostrar que no hubo crimen perfecto.

«Prueba inapelable»

«No quiero hablar de este caso en particular, porque no ha sido resuelto, pero la prueba genética en cualquier lugar del mundo es inapelable. En el mundo se ha detenido gente después de años por la prueba genética» Lo dijo el forense Guillermo Mazzuchelli, quien integró el equipo de especialistas que participó de las pericias tras el crimen Nora Dalmasso. El próximo sábado se cumplirán 10 años del homicidio que marcó a la Justicia y la sociedad riocuartense y se espera una definición del fiscal Daniel Miralles, quien elevaría a juicio al viudo Marcelo Macarrón, acusado por el femicidio de Nora.
«Ha habido muchos casos importantes, pero el hecho de la señora Nora Dalmasso nos ha marcado a todos. Incluso a nuestras familias por todo lo que se comentó al principio. El tiempo ha ido tratando de limar algunas cosas, de llegar a resultados y esperamos que esto se resuelva en algún momento», enfatizó en diálogo con Póster Central de FM Gospel.
Mazzuchelli dijo que «siempre se actuó con el mismo rigor científico, aunque es posible que el caso haya permitido sumar equipamiento».
«Los tres forenses que actuamos -junto a Martín Subirachs y Virginia Ferreyra- lo hicimos a conciencia y con la certeza de estar haciendo las cosas bien», subrayó.
El especialista resaltó que «no era necesario hacer los estudios genéticos fuera del país, porque en la Argentina hay gente con mucha solvencia»

Commentarios

commentarios

Compartir

Dejar una respuesta