Marea de Fe por «la Virgen que llora» – Uriona: «Mientras nos mueva a acercarnos a Jesús, estaremos bien orientados»

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En medio de una multitudinaria respuesta de Fe por «la Virgen que llora» en la Catedral, Monseñor Adolfo Uriona emitió un comunicado en el que resaltó: »
«Estando en Buenos Aires, en el Encuentro Nacional de Responsables de clero, el P. José Luis Benfatto, párroco de la Catedral, me informó acerca de una manifestación de la imagen de la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús. En concreto algunas personas percibieron humedad en torno a sus ojos y otras, la formación de supuestas lágrimas», señaló.
Añadió que «este hecho ha producido admiración en el sacerdote y en muchos miembros del pueblo de Dios que se acercaron a honrar a María».
«En el Plan de salvación María siempre nos conduce a su Hijo Jesús. Él nos la dejó, al pie de la Cruz, para que acompañara a todos los que se acercan a Ella, invitándolos a crecer en la fe y a mejorar sus vidas como personas», destacó.
Uriona consideró que «todos siempre tenemos la oportunidad de cambiar y ser mejores» y agregó: «¿De qué manera? Siguiendo las enseñanzas del Señor, a quien siempre nos conduce la Virgen María».
«Por ejemplo, trabajar por la solidaridad, cambiar los enfrentamientos por tolerancia, crecer en actitudes que incluyan más a los demás sobre todo a los más vulnerables, superar nuestros intereses egoístas, evitar todo lo que sea división y promoviendo el encuentro… Esto lo podemos hacer posible en gestos pequeños y concretos, allí donde se juega la vida de todos los días», argumentó.
Para el Obispo, «lo que suceda de aquí en más con este tierno episodio de las supuestas lágrimas en una imagen de la Virgen, se verá con el tiempo».
«Pero, mientras nos mueva a acercarnos a Jesús y a estar atentos como él a los demás, a sus dolores y alegrías, ya estaremos bien orientados. Acerquémonos con fe sencilla a nuestra Madre, oremos más y vayamos al encuentro de nuestros hermanos, en particular aquellos que más nos necesiten», resaltó.

Una multitud

Una multitud se sumó durante toda la jornada a la muestra de fe por la imagen de la «Virgen del Cerro de Salta que derrama lágrimas» en la Iglesia Catedral.

Tras el anticipo de Telediario sobre el hallazgo de «lágrimas en el rostro» de la imagen de la Virgen que se encuentra en el principal templo religioso de la ciudad, la Iglesia se convirtió en el epicentro de una marea de Fe a la que se suman cientos de fieles.
En un comunicado, desde la Catedral manifestaron que «se están viviendo momentos de gracia y misericordia a través de las lágrimas que brotan de la imagen de la Inmaculada Madre».
«Se vivieron momentos especiales rezando el Santo Rosario continuado y pasando a recibir gracia de nuestra Madre. Bendita seas María», señalaron.

«Lo hemos visto»

El párroco de la Catedral José Luis Benfatto dijo en diálogo con Telediario que «nos ha sorprendido María con esta presencia»
«Hace dos años que está la imagen en la Catedral y han sucedido situaciones hermosas con nuestros fieles. Ahora sucedió esto, que hemos podido ver y estamos realmente emocionados, sorprendidos y maravillados», destacó.
Precisó que «se ha podido observar que María ha derramado pequeñas lágrimas y debajo de los ojos se observa humedecida la imagen de la Virgen»

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Peregrinación de Fe en Salta

El 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, se cumplirán 16 años de la entronización de la imagen de la Virgen María que vio en 1990 María Livia Galliano de Obeid.
En Tres Cerritos, Salta, las máscaras van quedando en la escarpada. Después de unos 15 o 20 minutos de subida, lo que llega es el ser humano con sus angustias, sus enfermedades, su dolor, sus preguntas o su vacío. Hasta el que sube por simple curiosidad a la ermita de la Virgen se siente invitado al recogimiento interior. Imposible resistirse. Las lágrimas comienzan a hacer su trabajo purificador aunque uno no quiera.
En la cima, en medio de un milagro de flores multicolores que brotan en el cerro de vegetación espinosa, un canto suave con guitarra se hunde en el paisaje. Los pájaros parecen acompañar. Desde que se entronizó la imagen de la Inmaculada Madre del Corazón Eucarístico de Jesús, unas 7.000 u 8.000 personas esperan en silencio, sentadas, a que llegue María Livia Galliano de Obeid para rezar el rosario. Nadie habla, ni los niños siquiera. Apenas se escucha algún sollozo.
Cuando llega la señora, todos se arrodillan. En el medio hay un cuadro de la imagen de la Virgen María, la misma que está en la ermita. Hay sacerdotes y monjas, aunque aún la Iglesia Católica no ha aprobado las supuestas apariciones, que permanecen en estudio.
Después del Rosario, lo que se vive es indescriptible. Cientos de enfermos, ancianos y discapacitados esperan la Oración de Intercesión. Los servidores los conducen como a niños y los ubican uno al lado del otro para esperar el paso de la mujer, que solamente les apoyará la mano en el hombro. En unos se demora más que en otros. Hay quienes no llegan a ese momento y caen antes de tiempo envueltos en un gozo espiritual. Los discapacitados sueltan sus muletas y las mujeres se dejan caer con sus hijos en brazos. Por detrás están los servidores.
Entre la multitud hay famosos. Dos años seguidos vi derrumbarse a Patricia Miccio, una vez a Víctor Sueiro, y otras dos al célebre mariólogo monseñor René Laurentin. Es común escuchar exclamar a los fieles que sienten perfume a rosas o que ven girar al sol, como ocurría en las apariciones de Fátima, en Portugal. Algunos sacan sus cámaras de fotos para registrar el espectáculo.
Al terminar la oración, uno baja casi flotando, con la sensación de una inmensa alegría, que dura varios días. Poco a poco vuelven a vestirnos las preocupaciones y banalidades cotidianas. Pero algo permanece. El que sube nunca es el mismo que baja.

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