Dos homicidios impunes y fuertes críticas a la investigación

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En solo 15 días, los Tribunales riocuartenses fueron epicentro de dos fallos absolutorios debido a falencias en las investigación que derivaron en crímenes impunes.
César Fabián Bianchi, el único acusado en el juicio por el homicidio de Héctor Pedro Luján ocurrido el 26 de marzo del 2015, fue absuelto por la muerte del casero de una quinta ubicada en Víctor Hugo al 301 y condenado a tres años y seis meses de prisión efectiva por encubrimiento.
Bianchi fue detenido luego de que se hiciera pasar por remisero para informar a la Policía, a las 5.20 de la madrugada, que podría haber habido un robo en la finca donde Luján era casero. En su aviso a la comisaría, el denunciante dijo haber visto a cuatro personas salir con un televisor y otros objetos de la quinta ubicada en Víctor Hugo al 301. Debido a que dejó de atender el teléfono y a que enseguida se comprobó que no es remisero, los investigadores comenzaron a dudar de él.
Las sospechas se acrecentaron cuando al analizar las comunicaciones se habrían detectado llamadas entre él y el hombre fallecido, producidas horas antes del homicidio. Sin embargo, esto nunca fue probado formalmente en la causa.
Agentes le allanaron la casa que alquila en barrio Alberdi y le encontraron el televisor de 32 pulgadas robado en la quinta y el celular del hombre asesinado. Los errores formales y de procedimiento, convirtieron certezas en dudas y Bianchi cuentas los días que le devolverán la libertad.
En otro episodio de crímenes impunes en la ciudad, Sebastian Fioramonti, Luis Guerra y Mario Álvarez Guevara abandonaron este miércoles el edificio de Tribunales tras ser absueltos por el homicidio de Jorge Rodríguez, ocurrido en el barrio Las Delicias.
El veredicto dejó una certeza y una duda insuperable: tres hombres absueltos tras casi dos años en prisión y un arma asesina que se esfumó en la noche del homicidio junto al autor del disparo.
El próximo 30 de marzo se conocerán los fundamentos y como sucedió en algunas de las sesiones del juicio, se esperan severas advertencias al proceso de instrucción del caso. La investigación nunca pudo determinar quien efectuó el disparo que terminó con la vida de Rodríguez. Nunca se encontró el arma, ni se probó si alguno de los tres implicados accionó un arma aquella noche. Los acusados advirtieron incluso sobre un presunto disparo accidental del amigo de Rodríguez, Silvio Acosta. La duda insuperable.

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