Crimen en Las Delicias: «El autor está entre los tres absueltos, no hay que buscar un cuarto»

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Sebastian Fioramonti, Luis Guerra y Mario Álvarez Guevara abandonaron el edificio de Tribunales poco después de las 18,40. Frente a la Iglesia San Francisco los esperaba un Peugeot 206 color plata que estaba al mando de Julio Alvarez Guevara, hermano de Mario. Algunos minutos antes, los tres imputados por el crimen de Jorge Alexis Rodríguez estuvieron al borde de una condena a reclusión perpetua. En la calurosa tarde del miércoles, el veredicto de Tribunales dejó una certeza y una duda insuperable: tres hombres absueltos tras casi dos años en prisión y un arma asesina que se esfumó en la noche del homicidio junto al autor del disparo.
Para el juez Carlos González Castellanos, uno de los tres magistrados que integró el Tribunal, «el autor está entre los tres absueltos, no hay que buscar un cuarto»
Sin embargo, en diálogo con FM Gospel reconoció que «hubo falencias, faltaron elementos o pruebas más sólidas» que impidieron determinar quien fue el autor del disparo y, por ende, el homicida de Rodríguez.

Conmocionado

El rostro conmocionado del fiscal Jorge Medina durante la lectura del veredicto revelaba el resultado de un proceso judicial condicionado por su propio origen. Lo que empezó mal, debía terminar mal. Las fallas en la investigación derivaron en un fallo sin culpables y sumaron otro capítulo oscuro en la historia judicial reciente de la ciudad.
«Aquí no hay responsabilidad del Tribunal, sino de quienes investigaron. La duda siempre favorece al imputado. No hay peor Justicia que la que condena a un inocente y en esta instancia, debe existir la certeza de que se juzga a los verdaderos culpables», relató un letrado antes de iniciar la última audiencia, en un anticipado y previsible análisis sobre lo que iba a suceder en el reciento de la Cámara Segunda del Crimen.
El próximo 30 de marzo se conocerán los fundamentos y como sucedió en algunas de las sesiones del juicio, se esperan severas advertencias al proceso de instrucción del caso. La investigación nunca pudo determinar quien efectuó el disparo que terminó con la vida de Rodríguez. Nunca se encontró el arma, ni se probó si alguno de los tres implicados accionó un arma aquella noche. Los acusados advirtieron incluso sobre un presunto disparo accidental del amigo de Rodríguez, Silvio Acosta. La duda insuperable.
Concluido el juicio, los familiares de la víctima fatal criticaron a los magistrados y luego apuntaron sus cuestionamientos a Juan Rodríguez, hermano de Jorge Alexis, quien logró pacificar el barrio Las Delicias tras el brote de xenofobia generado por el crimen. Juan nunca participó del juicio, ni habló durante el proceso.
Las familias y allegados de los acusados se retiraron rápidamente del recinto y volvieron al barrio donde se había multiplicado la seguridad policial. La memoria recuperaba los violentos episodios de septiembre de 2014, aunque la realidad ratificaba que el proceso de pacificación del barrio no podría ser vulnerado.


Una historia violenta

El veredicto en el juicio por el crimen de Jorge Alexis Rodríguez, ocurrido en agosto del 2014, buscará cerrar una historia de violencia y xenofobia contra familias bolivianas en el barrio Las Delicias.
Tras el homicidio de Rodríguez, un grupo de vecinos inició acciones de segregación contra residentes bolivianos y muchas familias debieron abandonar el lugar. Hubo saqueos de viviendas y amenazas para las víctimas de los actos de discriminación.
La tranquilidad llegó al sector tras una fuerte intervención policial y la firma de un acuerdo de convivencia impulsado por Juan Rodríguez, hermano de la víctima fatal.
«Los referentes de las partes involucradas se comprometieron a detectar, prevenir y ayudar en la solución de los conflictos, con especial atención a lo que refiere a la contención de los jóvenes integrantes del barrio. Aseguraron que buscarán estar más unidos y que se comunicarán de modo colaborativo y cordial usando como espacio neutral la sede de la Vecinal del Barrio Las Delicias», indicaron desde la Defensorìa del Pueblo.
Durante los momentos de mayor tensión, 23 personas resultaron detenidas. Por los actos de vandalismo, la Fiscalía de Primer Turno ordenó varios allanamientos en los que se secuestraron varios elementos denunciados por las víctimas, “entre los que aparecen electrodomésticos, dvds, lavarropas, ventiladores, herramientas y ropa”
“Por estos hechos, se produjo la detención de 7 personas, 6 hombres y una mujer, acusados de coacción calificada, quienes fueron trasaldados a la Cárcel”, enfatizó.
Otras 12 personas fueron detenidas por infracción al Código de Faltas y están acusadas por escándalo y portación ilegal de armas. Durante los operativos fue secuestrada una pistola calibre 22 relacionada al homicidio y otra arma tumbera.

Crónica de un día agitado: brote de xenofobia en Las Delicias

Con la beba en brazos, su mujer cargaba una muda de ropas envuelta con una sábana, mientras él ayudaba a subir una cocina entre los muebles apilados con la urgencia del miedo. Una hora antes habían solicitado un camión de mudanza para huir de la violencia que los tuvo en vilo durante más de 72 horas. Residen sobre el pasaje a metros del puente que une el barrio con Alberdi, donde un grupo de jóvenes encapuchados los amenaza con palos y piedras, mientras lanzan consignas xenófobas. Detrás de la vivienda, un niño con la camiseta del Barcelona juega entre las piernas de los infantes que custodian la barriada. Durante la mañana fue a clases y un compañerito le dijo: “ustedes se tienen que ir porque matan gente, pero te podes venir a mi casa”.
Las familias bolivianas se mueven en grupos, buscando protegerse de una venganza inútil, signada por la segregación. Mientras crecía la tensión en las calles, María llegó hasta el sector para ayudar a su hermana a cargar sus pertenencias en un éxodo enloquecido. “A nosotros no nos regalaron nada, pagamos cada centavo. Trabajamos para vivir y a esta gente no le importa el muerto. Nos quieren robar, nada más…”, señala entre lágrimas.
En la esquina, de calle Colombia, un joven teñido de rubio y con la camiseta de Boca, se lanza furioso contra ciudadanos bolivianos que piden frenar la violencia. “Vayansé hijos de puta… son abuso… como van a matar…. Mierda los vamos a hacer”, expresa con los ojos enrojecidos ante un grupo de chicos desarmados. Otros jóvenes respaldan la violenta actitud con gestos amenazantes. Levantan palos ante la vista de todos y la ausencia policial. Se escucha el impacto de algunas piedras y el miedo se percibe entre los vecinos. La mayoría no fue a trabajar ni envió a sus hijos al colegio. Quieren recuperar la normalidad, pero se quedan mirando absortos el desenlace de otra jornada de tensión.
Una puerta se rompe y otra vez gritos. Una mujer boliviana corre hacia su casa, pero ya es tarde. Adolescentes ingresaron a la unidad habitacional y en solo minutos se llevaron lo que pudieron. La vecina estaba ayudando a sus pares en la huída del sector y lo perdió todo. Al llanto desconsolado se suman otros residentes bolivianos que le piden calma. “Se llevan chucherías esas mierdas… es plata nomás”, le dice una joven embarazada. Minutos después se sienta a la par de la puerta destrozada y también llora.
La Policía busca mediar entre los vecinos y no se observan funcionarios políticos. En la Defensoría del Pueblo avanza un diálogo, que en el barrio muchos desconocen.
Una decena de familias ya habían huido, otras esperaban el tiempo para hacerlo. Un hombre sigue internado por una violenta golpiza tras el crimen y su mujer teme más represalias. “Nunca vimos nada igual”, le relata un periodista a su compañero de tareas. Una sexagenaria asiente mientras se toma la frente. El sol se escurre entre el humo de las cubiertas que impiden el tránsito sobre el acceso norte y hay miedo por el arribo de la noche. Están cansados, pero nadie espera dormir. El crimen que desató la ira generó otras secuelas tan violentas y serviles como el dictamen de una bala.

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