La política de la urgencia y el derecho a la vivienda

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“Se dio el escenario menos esperado: el candidato del intendente no viene de la gestión ni quiere representarla y los candidatos que surgieron de la gestión parecen opositores a la misma” La sincera reflexión de un alto dirigente oficialista describe la confusa realidad en la que se dirime la interna del principal partido en la alianza gobernante. La certeza de que Juan Jure tiene una aceptación personal claramente superior a la de su gobierno se ratifica en el epílogo de su mandato. Todos esperaban el guiño del intendente, aunque nadie quiere ser visto como el sucesor de su gestión, una estrategia que será difícil de explicar cuando surja el postulante que dirima mano a mano con el ex defensor Juan Manuel Llamosas el poder del Palacio de Mójica.

La ciudad, como la política argentina en general, vive de la urgencia, el conflicto coyuntural y su mirada cortoplacista. Se proponen modelos de gestión devorados por las exigencias inmediatas. En este contexto, los servicios públicos de la ciudad y el estado caótico de sus calles emergen como una lastimosa herencia para el próximo gobierno. Cotreco es la primera bomba a desactivar. El contrato de la empresa de recolección de residuos vencerá este año y el legado es desesperante. Un alto costo económico por un servicio que suma múltiples cuestionamientos. A pesar de las promesas de una recolección diaria, la prestación es notoriamente inferior a la que prestaba Gamsur. El barrido, iluminación y semaforización obtienen las peores calificaciones de los vecinos y no hubo ningún avance en un plan ecológico para el aprovechamiento de los residuos que genera la ciudad. La problemática acompañó a Jure en toda su gestión: dejó una empresa con mayoría accionaria municipal en la quiebra, una millonaria deuda con la AFIP, el bochornoso recuerdo de Inviron y el costoso vínculo con Cotreco.
La crítica situación de los servicios públicos se completa con el pésimo estado de sus calles de tierras y pavimentadas, un mal que creció vertiginosamente a pesar de promesas de cuantiosos desembolsos para repavimentación ó bacheo. Que los propios pre candidatos a intendente por el oficialismo lancen consignas de “una ciudad sin baches” revelan el lugar que ocupa en la conciencia colectiva de los riocuartenses el tránsito por arterias “minadas de pozos”.

La próxima gestión deberá revitalizar la calidad de los servicios, una responsabilidad indelegable en cualquier estado municipal. Pero la urgencia no debería ocultar otras necesidades que condicionan la vida de los riocuartenses y que tuvieron al gobierno municipal como protagonista. La mejora de condiciones estructurales para el arribo de nuevas industrias, la profundización de políticas sociales y la gestión para la mejora del transporte y los nexos viales que unen a la ciudad con el resto del país son necesidades políticas que definirán el desarrollo a mediano plazo. Río Cuarto debe recuperar un liderazgo social y económico que no se obtiene con la mera declaración formal de “capital alterna”.
La ratificación de planes de acceso a la tierra y la vivienda es otro factor clave en la mirada de una ciudad planificada. Río Cuarto padeció las promesas incumplidas de miles de casas que llegarían del gobierno nacional y provincial y vio colapsar el ánimo de familias de clase media y baja, sumidas en el alto costo del mercado de alquileres. En los últimos años el número de asentamientos y familias que residen en villas aumentó a los niveles de 2001 y un 34 por ciento de la población –según datos aportados por el pre candidato a intendente Miguel Besso- no tiene casa propia.
El gobierno de Jure, con el déficit de gestión ya conocido, avanzó fuertemente en una política municipal. La entrega a precio subsidiado de más de 3 mil terrenos en Castelli y Alberdi y el plan municipal para clase media y social fueron aportes que deberían ser mejorados, bajo la convicción de la continuidad. Es verdad que el gobierno no alcanzará las 2 mil viviendas prometidas, pero tampoco lo hicieron la Provincia y la Nación con responsabilidad ampliamente superiores en este flagelo. Desde el anuncio de 5 mil casas que efectuó Néstor Kirchner en la cancha de Estudiantes hasta el bulímico resultado del plan Hogar Clase Media de José Manuel De la Sota, se puede describir el vasto incumplimiento en los planes habitacionales para la ciudad.
El plan Procrear, con 800 construcciones y 2 mil créditos sorteados en el departamento y la zona, surgió como una prometedora opción para la clase media, aunque insuficiente. El kirchnerismo y el delasotismo –con un periodo de gestión de Juan Schiaretti – dejaron el lastre de una penosa deuda en materia de viviendas con la ciudad.
Actualmente se buscan garantías sobre la continuidad del plan Procrear y se ratifica la ausencia de una propuesta provincial de viviendas, un mal hereditario en las distintas gobernaciones de Unión por Córdoba.

En el desarrollo del plan municipal surgieron demoras en la construcción de infraestructura para los nuevos loteos, evidentes fallas en la terminación de las casas y el pesado lastre de la contratación de Ivecor que derivó en una denuncia judicial por supuesta malversación de fondos. La última etapa del proceso, con la designación en Viviendas del ahora titular del PAMI Gonzalo Luján, reveló –sin embargo- que es posible viabilizar la propuesta si existe un mayor control del Estado sobre la acción privada.
El gobierno municipal afrontó un flagelo en donde la Nación y la Provincia fueron bastión de promesas incumplidas y dejó constancia de la necesidad de planes habitacionales con fundamento del Estado.
La construcción de viviendas y la venta subsidiada de terrenos municipales ya no aparecen en la portada de la campaña. En tiempos de crisis, con costosos alquileres y fuerte demanda habitacional, la demanda siempre recaerá sobre el Estado más próximo: el municipio. Desestimar su tratamiento bajo el riguroso mandato de lo urgente, podría devolvernos a la conflictiva advertencia social del desalojo ó el pago de montos arbitrarios por el dictamen de la oferta y la demanda. Y esa es una historia con antecedentes demasiado cercanos.

Pablo Callejón

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