500 habitantes tienen prohibido morir

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El alcalde de la localidad de Sellia, en Calabria, sur de Italia, «prohibió morir» a los 500 habitantes del pueblo en una curiosa ordenanza que apunta a denunciar el éxodo que amenaza la existencia de las aldeas pequeñas italianas.

La mitad de las casas de Sellia, aferrada a la ladera del monte Sellion, están vacías y por sus callejuelas de ladrillo y piedra circulan más gatos y perros callejeros que personas. Desde que entró en vigor el decreto, hace seis meses, que en realidad impone un exámen médico anual obligatorio, se forman colas en el centro de salud local. «La vida humana tiene mucho valor, pero aquí tiene valor social, porque cada persona que muere representa la muerte de toda la aldea», comentó a la AFP el alcalde, Davide Zicchinella, un pediatra, de 40 años de edad.

La despoblación de los pequeños pueblos de la península es un fenómeno que preocupa desde hace varios años a las autoridades locales y nacionales.

En un intento de frenar lo inevitable, Zicchinella utilizó fondos europeos para transformar la enfermería de la escuela en un centro médico moderno, de modo que los vecinos no tengan que viajar a otras ciudades para garantizarse la atención médica. Pese a ello, el centro estaba siempre vacío porque la gente había perdido la costumbre de ir al médico. Debido a la crisis económica, Calabria, entre las regiones más pobres de Italia y del viejo continente, efectuó severos recortes de los fondos para la salud. Eso llevó a una reducción de los servicios públicos y a un desequilibrio de las finanzas. En cinco años Sellia acumuló un agujero de 100.000 euros en el presupuesto.

Un decreto inusual: o se cuida o paga más impuestos. Así las cosas, el alcalde decidió encarar el problema con medidas fuertes y publicó un decreto inusual, obligando a los habitantes a un exámen médico anual la pena de pagar unos 30 euros adicionales de impuestos. La amenaza al bolsillo dio resultados.

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