Estrada renunció como vicario y Uriona le agradeció «su fecundo servicio»

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«Querido P. Julio: qué el Señor de la Misericordia recompense tu entrega y la Virgen Inmaculada te cuide y te sostenga», destacó el Obispo riocuartense.

Monseñor Julio Estrada renunció como vicario general de la Diócesis de Río Cuarto y monseñor Adolfo Uriona le agradeció «su fecundo servicio»
«A través de esta carta quiero expresar mi más profundo agradecimiento al Pbro. JULIO LORENZO ESTRADA por estos 40 años de fiel servicio en el Obispado de la diócesis de Villa de la Concepción del Río Cuarto como VICARIO GENERAL DE LA DIÓCESIS, acompañando a Mons. M. Blanchoud, Mons. A. Arana, Mons. A. Staffolani y Mons. E. Martín», enfatizó Uriona en su carta.


Texto completo:

Con carta fechada el 10 de agosto de 2007, al cumplirse sus 75 años y como lo pide el Código de Derecho Canónico, presentó su renuncia al cargo que desempeñaba. La misma no fue aceptada por Mons. Martín y así continuó, con gran disponibilidad, en esta misión.
Ejerció además otras tareas tales como: miembro del Consejo presbiteral, del Consejo de consultores, del Consejo de Asuntos Económicos y del Consejo de órdenes y ministerios; también formó parte de la Comisión Diocesana de Justicia.
Por elección del Consejo de consultores desempeñó en tres oportunidades la delicada tarea de “Administrador diocesano”, conduciendo la diócesis y preparándola a la recepción del nuevo obispo. También, desde hace muchos años, asesora al Movimiento de Cursillo de Cristiandad con gran idoneidad, cariño y perseverancia.
Cuando llegué a la diócesis, en diciembre del año pasado, inmediatamente me notificó de la renuncia ya presentada en agosto del 2007 al cargo de Vicario General, la cual rechacé pidiéndole que me acompañara en esta misión hasta diciembre del 2015. Él aceptó esta propuesta tal como lo había hecho anteriormente.
Por eso, al finalizar este servicio diocesano, quiero agradecer a P. Julio su entrega ministerial por el bien de la diócesis de Río Cuarto y desearle que, en su nueva misión, pueda seguir brindando sus talentos acompañando, con sabiduría y consejo, al Pueblo de Dios.
Querido P. Julio: qué el Señor de la Misericordia recompense tu entrega y la Virgen Inmaculada te cuide y te sostenga.

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