El paso de Scioli por Río Cuarto: crónica de una visita febril, con el sello peronista

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A las 18,30, Daniel Scioli subió a un automóvil que lo aguardaba frente a Plaza Roca, sobre calle San Martín. Había concluido una visita febril, con actos, movilización, carvana y discursos, que sirvió de cierre a la campaña del candidato presidencial en Córdoba. Dos horas antes, el gobernador de Buenos Aires arribó al aeropuerto de Las Higueras en un vuelo charter acompañado por su par de Salta, Juan Manuel Urtubey, el candidato a vice, Carlos Zannini, y el director del ANSES, Diego Bossio. La ciudad fue un paso más en un vertiginoso raid proselitista que lo llevó luego a San Juan.
La primera escala reveló la complejidad del respaldo a Scioli en la provincia. Había una fuerte representación gremial de la CGT, oficialista y opositora. También estuvieron los militantes de La Campora, La Kolina y el «sciolismo puro». No faltaron los dirigentes del Frente para la Victoria, como Alberto Cantero y Eduardo Accastello, aunque debieron compartir espacio con el secretario municipal, Jorge Méndez. En el acto en el Cecis se sumaron, además, dirigentes como Guillermo Natali, Luís Sánchez, Víctor Núñez y Enrique Novo.
La caravana desde Las Higueras hacia la sede de la Sociedad Italiana fue una postal de la visita de campaña. En apenas 12 minutos, Scioli había cruzado la ruta 150, la avenida Marcelo T. de Alvear y el puente Carretero para arribar a pleno microcentro de la ciudad. Ante unos 400 jubilados, el candidato prometio defender las políticas jubilatorias y lanzó sus primeros dardos a Mauricio Macri. El salón colmado fue una compleja dificultad para que Scioli lograra regresar a calle Colón, que ya había sido cortada al tránsito. Entre empujones y gritos, logró recorrer los 150 metros que lo separaban del Centro Comercial. El baño de peronismo que se había preparado para la ocasión lo acompañó en plena calle hasta el edificio del CECIS y allí volvió a resurgir el «se siente, se siente, Scioli presidente».
Los que milagrosamente lograron una selfie la compartían en las redes sociales como trofeo de una batalla que dejó las secuelas de pisotones, codazos, corridas y pedidos de clemencia.
El salón principal del Centro Comercial fue epicentro de un acto con fuerte impronta peronista. Entre bombón, cánticos, banderas, las aclamaciones para el «Chino» Zannini desbordaron la pasión de los militantes. No hubo lugar para la conferencia de prensa prometida y en medio de un caos creciente, Scioli logró dejar el lugar para dirigirse a Plaza Roca, el último bastión en su agitada visita. Allí estaban becarios del Conicet y docentes de la Universidad que piden la continuidad de políticas educativas. En los pocos segundos que pudo estar cara a cara con los investigadores, Scioli les prometió ser garante de lo que reclaman y se dejó llevar, una vez más, por un grupo de custodios que aceleró la partida hacia el vehículo que ya estaba en marcha.
La multitud lo siguió hasta la esquina de San Martín y Sobremonte donde cantó el himno como secuela final de una tarde de película. El candidato ya estaba en viaje y en el centro de la ciudad quedaban los ecos de un par de horas sin tregua, al amparo de la marcha de los muchachos de Perón.

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