Todos debemos involucrarnos

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Cada año, la Unicef propone un lema para que se promueva en la Semana Mundial de la Lactancia Materna. El de 2015 plantea quizás uno de los mayores problemas que tienen las madres que amamantan: seguir dando el pecho al regresar al trabajo.

Si se parte de la base, ya indiscutida, de que la lactancia materna es el mejor alimento para los bebés y niños, la responsabilidad de colaborar para que sea posible es de todos. Los diferentes estamentos de la sociedad deben involucrarse en este objetivo.

Este es un breve repaso de las formas en que podemos contribuir desde cada lugar en el que nos toque actuar.

La sociedad

La sociedad debe reconocer la ventaja insuperable de que nuestros hijos se alimenten con leche de su madre y, a partir de esta reconciliación con la cultura de la lactancia, trabajar para que sean cada vez más las palabras, los espacios, las políticas que se dirijan en ese sentido. Un aporte clave es el apoyo y difusión que los medios de comunicación social pueden dar para una opinión pública favorable.

Las autoridades

Las autoridades deben poner en sus agendas acciones de promoción, protección y apoyo verdadero y no solo enunciativo. Por ejemplo, a través de leyes de licencia por maternidad más prolongadas para todas las mujeres, independientemente del ámbito laboral en el que se desempeñen. La ley de la provincia de Córdoba –aunque sólo aplicable para las trabajadoras del sector público–, es un avance, porque extendió la licencia. Pero todavía son pocos los ámbitos especiales, como guarderías o lactarios, donde la madre pueda extraerse leche, algo que también contribuiría a prolongar la lactancia materna.

Empresas privadas

Lo que sucede en el sector público es igualmente aplicable a los lugares de jurisdicción privada, en los que, en muchos casos, la situación es más difícil todavía.

Compañeros de trabajo

Creer que siempre la responsabilidad de todas las cosas es de los gobiernos es una buena excusa para no hacer nada. Cada uno de nosotros, en el lugar que nos toque trabajar, aun sin una ley u obligación, podemos ayudar, cubriendo a la mamá para que se saque leche, reemplazándola para que le dé el pecho a su bebé si pueden traérselo, o dejando que vaya a su casa unos momentos en caso de que viva cerca.

Estas acciones parecen imposibles, pero con voluntad, compañerismo y convicción, se puede hacer, sobre todo en sectores de trabajo informal donde las leyes no tienen, desgraciadamente, aplicación y no es posible exigir a los empleadores.

Los sindicatos

Los sindicatos pueden asumir el compromiso de trabajar firmemente por los derechos de las mujeres y la lactancia en los ámbitos laborales.

La familia

Las parejas de las mujeres que están dando de mamar pueden ayudar en las tareas de la casa, incluyendo el cuidado de los otros hijos. Y, sobre todo, apoyándolas con palabras de aliento. Deben recordar que la mamá está cumpliendo una función para la que es insustituible. Los hijos pueden ayudar desde el simple gesto de alcanzar un vaso de agua a mamá hasta hacer los deberes solos o esperar a que vuelva papá.

Las madres

Si las mamás conocen las ventajas que la lactancia tiene para ella y sus bebés, deben pedir ayuda a su entorno sin temor y aprender prácticas como recolectar leche. Es importante que reclamen por sus derechos y el de sus hijos.

Todos debemos involucrarnos en dar a las mamás y sus bebés la posibilidad de implementar la lactancia materna.

Es un derecho de los niños y sus familias.

*Presidente de la Subcomisión de Lactancia Materna de la Sociedad Argentina de Pediatría, filial Córdoba.

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