Una mujer resistió a golpes el asalto a su comercio

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a mujer, llamada Mónica y de contextura menuda, le aplicó un certero golpe en el rostro al delincuente.


Buenos Aires – Una mujer, que es propietaria de un autoservicio, se resistió a golpes a ser asaltada a mano armada por un delincuente, en un barrio de la localidad bonaerense de Luján.
El incidente, que fue filmado por las cámaras de seguridad del comercio llamado «La Proveeduría 2» del barrio Zapiola, en Libertad y Falucho, se produjo el martes, cerca de las 19:00. A esa hora entró un hombre vestido con una campera verde y encapuchado, que sacó un arma y le apuntó a la dueña del local, que estaba en la caja junto a su hija de apenas seis años, con claros fines de robo.
La mujer, llamada Mónica y de contextura menuda, le aplicó un certero golpe en el rostro al delincuente, que optó por salir corriendo del local sin concretar el robo, de acuerdo con el portal Luján en Línea. La comerciante persiguió al ladrón, hasta que éste le gatilló con su arma, sin que saliera el disparo.
El delincuente completó el escape al subirse a la parte posterior de una moto en el que lo esperaba un secuaz y ambos por el momento permanecían en calidad de prófugos. Según contó Mónica al canal TN, tuvo la reacción de darle «un cachetón» al delincuente y que lo hizo porque a ella «nadie» le «regala nada».
«Fue este lunes a las siete de la tarde. Hace quince días que abrí el negocio, porque tengo otro en otro lugar. Tenía la puerta abierta y entró este tipo. Me miró, lo miré y me dijo que le de toda la plata. Le hice un gesto como de que me estaba diciendo. Me volvió a decir sin gritar que quería la plata y mi reacción fue tirarle un cachetón», contó la comerciante.
«No se por qué, pero yo traté de agarrarlo. Ahí fue cuando me gatilló no si se porque el arma no estaba cargada y me quiso asustar para que no lo siga o porque de verdad me quiso matar», contó además.
Mónica se quejó por la actuación policial, ya que a su juicio podrían haber salido a buscar a los ladrones, pero los agentes que acudieron al comercio, sólo se limitaron a «anotar en un papelito cualquiera» su nombre, a pesar de poner a disposición las imágenes de las cámaras de seguridad.
«Después me fui en la camioneta al centro de Luján y los vi, estaban con la misma ropa en Humberto y Las Heras. Me vieron, pero ahí estaba en mis cabales y me acordé que estaban armados», relató. Al explicar su reacción, que pudo poner en riesgo la integridad suya y la de su hija, dijo que es una persona «muy tranquila» hasta que la «sacan».

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