«Los Sin Tierra»

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El nuevo obispo de Río Cuarto fue referente del movimiento en Santiago del Estero. Había sido denunciado por un presunto abuso pero fue sobreseído.

URIONA CON PAPA

Adolfo Uriona fue designado nuevo Obispo de Río Cuarto, tras la partida de Eduardo Eliseo Martín hacia el Arzobispado de Rosario.
Uriona fue elegido obispo de Añatuya el 4 de marzo de 2004. Recibió la ordenación episcopal el 8 de mayo de 2004 en el Pequeño Cottolengo de Cláypole. Tomó posesión e inició su ministerio pastoral como tercer obispo de Añatuya el 29 de mayo del mismo año. Su lema episcopal es: “El pasó haciendo el bien”.

Denuncia por abuso

En 2005, el nuevo Obispo riocuartense había sido denunciado por un presunto hecho de abuso sexual, aunque fue sobreseído.
Según informó el diario Página 12, una mujer que viajaba junto a él en un colectivo interno 69 de la firma San Juan – Mar del Plata, en el recorrido desde la ciudad de Mendoza hacia Añatuya,  lo denunció por un presunto manoseo.
La denunciante aseguró que dormía durante el viaje y que al despertar descubrió la mano del hombre que viajaba a su lado metida dentro de su bombacha. Monseñor Uriona estuvo demorado algunas horas y luego fue liberado.
Uriona es referente de los Sin Tierra en su empobrecida jurisdicción de Añatuya, y que en ese aspecto está comprometido con una línea ubicada en los antípodas del ultraortodoxo y acérrimo opositor del aborto, ex vicario castrense Antonio Baseotto, a quien nada menos que Uriona reemplazó en Añatuya.
Luego de declarar, el fiscal Alejandro Moyano ordenó su libertad. Monseñor negó la imputación y luego fue sobreseído ante la falta de pruebas.


Entrevistas

Su pensamiento

Mensaje de Monseñor Uriona en 2012, por la Pascua

«La Pascua es la fiesta de la VIDA, puesto que celebramos a Ntro. Señor Jesucristo quien, a través de su Pasión, Muerte y Resurrección, vence a la oscuridad del pecado y de la muerte.
En la oscuridad impenetrable de la muerte Él entró como luz; la noche se hizo luminosa como el día, y las tinieblas se volvieron luz.
En esta cultura en la que estamos inmersos, donde se dan tantos signos de muerte tales como destrucción de la familia, célula básica de la sociedad; amenazas a la vida de múltiples maneras: guerras, asesinatos, aborto, eutanasia, violencia, marginación, exclusión… Jesús nos vuelve a decir a todos nosotros: “He resucitado y ahora estoy siempre contigo. Mi mano te sostiene. Dondequiera que tú caigas, caerás en mis manos. Estoy presente incluso a las puertas de la muerte. Donde nadie ya no puede acompañarte y donde tú no puedes llevar nada, allí te espero yo y para ti transformo las tinieblas en luz”.
Éste es el júbilo de la Pascua: nosotros somos liberados. Por medio de la resurrección de Jesús el amor se ha revelado más fuerte que la muerte, más fuerte que el mal. Unidos con su amor, llevados sobre las alas del amor, como personas que aman, enfrentemos a las tinieblas de este mundo con la certeza de su victoria.
Oremos en este día así: Señor, demuestra también hoy que el amor es más fuerte que el odio. Que es más fuerte que la muerte. Baja también en las noches y a los infiernos de nuestro tiempo moderno y toma de la mano a los que esperan. ¡Llévalos a la luz! ¡Estate también conmigo en mis noches oscuras y llévame fuera! ¡Ayúdame, ayúdanos a bajar contigo a la oscuridad de quienes esperan, que claman hacia ti desde el vientre del infierno! ¡Ayúdanos a llevarles tu luz! Amén.

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