Comenzó a drogarse a los 9 años, estuvo detenido y quiere volver a empezar. Con un ex compañero de celdas impulsan una quinta y esperan dar un chance para quienes recuperar la libertad.
Julio Castro comenzó a drogarse a los 9 años. Inmerso en la marginalidad, eligió la calle, para crecer al amparo de sus violentas reglas. El camino irremediable hacia las cárceles lo tuvo más de 6 años tras las rejas. Allí su vida cambió para siempre. Por el legado de la fe abandonó los narcóticos y se dispuso a buscar una nueva chance.
Para Daniel Tomatis, su amigo en el penal, la vida tampoco resultó fácil. Ahora, acompaña a Julio en el desarrollo de una quinta a la que llamaron «Luz en tu camino». Está ubicada a pocos kilómetros de Holmberg, sobre ruta 8, y sigue sumando a ex reclusos segregados por un sistema que pocas veces da una segunda oportunidad.
«Es muy difícil porque la sociedad no perdona errores. Gracias a Dios y a mi familia, he podido sortear algunos obstáculos», relató Julio en diálogo con Telediario.
Admitió que comenzó su adicción cuando era un niño en los años 70 y fue derivado a un reformatorio creado por la Dictadura militar.
«Sin madre ni padre, comenzó un largo peregrinar con drogas, alcohol y siendo muy pendenciero. Era adicto a la cocaína y la marihuana… también tomaba otras cosas claro…» enfatizó.
Por su parte, Daniel admitió que ya no oculta su paso por la cárcel, aunque esto le haya cerrado muchas puertas cuando buscaba trabajo.
«Es como una marca en la cara. Intento sortear los obstáculos y ahora también quiero ayudar», enfatizó.