Cristina tensó el vínculo porque cree que Washington «juega en contra»

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La presidenta Cristina Kirchner consideró dos datos para extremar la tensión con el gobierno de Obama en sus discursos ante la ONU. Por un lado, se convenció de que los Estados Unidos «juegan decididamente en contra de la Argentina» en la pelea con los fondos buitre y no quiere aceptar que Washington diga que el país está en default.
Por otro lado, el papa Francisco le hizo sentir un fuerte apoyo el sábado último, cuando almorzaron en la residencia de Santa Marta. El Santo Padre expresó sus coincidencias con ella en la condena a la especulación de los capitales financieros.
Pero el conflicto con los holdouts llevó a Cristina a ir un paso más y condenar al gobierno de Obama por su guerra contra el terrorismo internacional. Según allegados a ambos, el Pontífice también es crítico de la estrategia bélica norteamericana.
«Es posible que la Presidenta extreme la tensión hasta el límite para luego llegar a algún tipo de acuerdo con el gobierno de Obama», confió un funcionario a LA NACION.
Pese a todas las tensiones, el canciller Héctor Timerman, aseguró que «la Argentina no está enojada» con los Estados Unidos, y dijo que lo que hace «es defender los intereses de la República Argentina».
Dentro del Gobierno aseguran que ahora Cristina Kirchner, en medio de la crisis del tipo de cambio y la falta de dólares, estaría dispuesta a llegar a un acuerdo con los fondos NML Capital y Aurelius para pagar los 1600 millones de dólares por el fallo del juez de Nueva York Tomas Griesa luego del 1° de enero de 2015, cuando caduque la cláusula RUFO.
Esa cláusula dispone que los bonistas de los canjes 2005 y 2010 podrían reclamar igualdad de trato si la Argentina mejora la oferta a los acreedores holdouts, que no entraron en aquellos canjes. Podría haber demandas por hasta 110.000 millones de dólares al país.
El jefe del Gabinete, Jorge Capitanich, desmintió ayer ese posible acuerdo con los holdouts, que le permitiría a Cristina pensar en préstamos internacionales para asegurar un buen final de su mandato y apostar a un candidato propio en las elecciones presidenciales de 2015.
La resolución de ayer de Griesa, que liberó el pago del Citibank a los bonos con jurisdicción argentina (ver página 16) podría descomprimir la tensión con los EE.UU. si se extiende al resto de los bonos. Sin embargo, Griesa analiza un pedido de los buitres para declarar al país en desacato por cambiar el lugar de pago mediante una ley. Sobre eso resolverá pasado mañana. «Cristina necesita llegar al 1° de enero y pagar 1600 millones de dólares; si paga antes debería pagar ese monto más 110.000 millones por la cláusula RUFO», dijo un funcionario.
La novedad es que la Presidenta evalúa un pago total del fallo de Griesa a los buitres, siempre que antes no haya un acuerdo entre privados, mientras que hasta hace unos días sólo les reconocía una suma equivalente a la que perciben los bonistas que aceptaron la quita del 65%.

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