Sin posibilidades de reelección para Jure, la disputa por el municipio se lanzó en forma anticipada. Un escenario imprevisible, con múltiples candidatos y las elecciones del 2015 como condicionante.
Encuesta en mano, en el Palacio de Mójica evalúan paso a paso la evolución del gobierno de Juan Jure después del desplome que significó la conflictiva situación por los servicios públicos, y fundamentalmente, el estado de las calles.
En la última reunión de gabinete, se planteó un relanzamiento interno de gestión, con una nueva campaña publicitaria y la decisión de reactivar impulsos debido a la crisis económica y el complejo contexto político que se avecina.
El entusiasmo de un sector del oficialismo por la provincialización de la imagen de Jure confronta con las urgencias locales y las mediciones que lo ubican al intendente riocuartense con bajo conocimiento público.
El acuerdo con Mauricio Macri, a través del Banco Ciudad, le permitiría sumar recursos indispensables para evitar un mayor rojo financiero y poder cumplir con las prestaciones básicas, aunque también exigirá una reestructuración de fondos que podría impactar sobre la obra pública. Ya nadie habla, por ejemplo, de las 1.400 cuadras de pavimento prometidas en campaña.
Jure apostará por asfaltar la avenida Godoy Cruz y otras arterias de flujo masivo de tránsito, evitar un desborde en la asistencia a los más necesitados y consolidar el plan de viviendas, como banderas del último tramo de su gestión.
En el Palacio de Mójica confían en que la memoria colectiva se dejará seducir por un final más auspicioso que los 6 conflictivos años transcurridos bajo el mandato de Jure.
En marcha
El complejo marco político y social no impidió el inicio de la carrera por una sucesión que suma cada vez más referentes. En el radicalismo, el primero en admitir sus pretensiones fue el presidente del Concejo Deliberante, Claudio Miranda, distanciado en las líneas internas con el jurismo. Algunas encuestas lo ubicarían como el radical con mejores chances para el 2016.
Otro de los postulantes sería Carlos Ordóñez, el principal referente de la 30 de Octubre. El titular de EMOS recorre semanalmente los barrios y apunta a sumar los beneficios de un largo trabajo social iniciado por Guillermo Aón y que tuvo continuidad en Gonzalo Parodi. La agrupación es la línea interna más activa en el gobierno de Jure.
Otros nombres que suenan en la coalición gobernante son los del secretario de Desarrollo Social, Salud y Deportes, Gabriel Abrile, y del presidente del Consejo Económico y Social, Miguel Besso, históricamente ligado al abellismo.
En el Justicialismo, el candidato natural aparece afectado por intereses cruzados que disponen al principal partido opositor a una pelea sin tregua. Juan Manuel Llamosas se encaminaba a consolidarse como el postulante de un peronismo «renovado» y con aval del delasotismo. Sin embargo, el legislador Luís Sánchez confirmó que insistirá con su candidatura tras la derrota en el 2008, lo que habilitaría una nueva elección interna.
El titular del bloque de Unión por Córdoba, Guillermo Natali, sería otro de los contrincantes para el ex ombudsman local.
En la carrera, también aparecen dos funcionarios cercanos al gobernador José Manuel De la Sota, al mando de agencias con fuerte prespuesto. Franco Miranda, en Córdoba Jóven, y Agustín Calleri, en Deportes, podrían emerger como opciones viables si reciben el guiño «del gober».
El nombre que aparece en cada elección es el de Adriana Nazario, con una presencia pública más activa desde la presidencia del Banco de Córdoba y con un fuerte poder sobre la realidad del Centro Cívico riocuartense. El futuro político de la pareja del gobernador parece, de todos modos, estár atado a lo que pueda suceder en el 2015. Una derrota del justicialismo modificaría fuertemente el escenario en Córdoba y afectaría la estrategia de dar continuidad en la ciudad a un proyecto provincial.
El macrismo, que encuentra resistencia de la UCR local a pesar de su acuerdo con Jure, podría sumar otro candidato a la extensa lista.
Las cartas están marcadas pero hay demasiados jugadores sobre la mesa. Y aunque dos años puedan resultar una eternidad para la política local, la sucesión ya desvela las expectativas electorales de quienes aspiran al sillón de Mójica.