«Sodio oculto»

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Componente principal de la sal. Puede estar presente en los alimentos sin que se lo haya agregado en la cocción o en la mesa, por lo que es muy importante analizar el contenido de los productos.

El sodio es el componente principal de la sal común de mesa y relevante en la mayoría de los alimentos elaborados. No es inocuo, sino que por el contrario es un actor principal como causante de las enfermedades cardiovasculares y renales, que constituyen la primera causa de mortalidad en Argentina y la mayor parte del mundo, recordó la Fundación para el Estudio, la Prevención y el Tratamiento de la Enfermedad Vascular Aterosclerótica (Fepreva).
“Hablar de la sal es tocar un tema que incumbe a la salud pública, la cultura y el creciente número de enfermedades cardiovasculares. Algunos países han llevado la delantera en instrumentar acciones de salud pública tendientes a disminuir el consumo de sodio”, recordó Alfredo Wassermann, médico nefrólogo, certificado en hipertensión arterial, director médico de Fepreva. “El ejemplo más exitoso es el de Finlandia, que a lo largo de una política sostenida durante casi 50 años consiguió reducir en un 80 por ciento la tasa de eventos cardiovasculares modificando los hábitos de vida de la población, entre los cuales redujo en un tercio el consumo de sodio”, añadió.

Recomendaciones
A la hora de revisar las etiquetas de los productos industrializados para ver el contenido de sodio, la licenciada en Nutrición Andrea Daghero, del Servicio de Diabetes del Hospital Córdoba, recomienda tener en cuenta el contenido de sodio por porción y la porción que se va a ingerir. “Por ejemplo, el ketchup tiene 1.067 miligramos (mg.) de sodio en 100 gramos (g), la porción indicada en el envase es una cucharada sopera. El sodio de esa porción es 128 mg., pero si se consumen tres cucharadas habrá que calcular 384 mg. de sodio”, afirmó.
Daguero aclara que la recomendación de Sodio para la población general es de 2.400 mg. diarios (6 g de cloruro de sodio) equivalente a, aproximadamente, una cucharada de té de sal de mesa.
“En personas con enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial (HTA), enfermedad renal, diabetes (por su alta asociación con HTA), la recomendación de sodio es menor y deberá individualizarse en cada paciente”, explicó.
“Uno de los mensajes que tratamos de transmitir es que la ingesta de cloruro de sodio agregado a los alimentos, tanto en la etapa industrial como en la cocción o la mesa, está muy lejos de ser inocente”, sostuvo por su parte Roberto Serebrisnsky, médico del área de Nefrología del Hospital Universitario de la Universidad Abierta Interamericana y director del Consejo de Hipertensión Arterial Anba. Y completó: “Parte de nuestra labor asistencial es promover la lectura de los rótulos de los alimentos; tanto nuestro país, como la Organización Mundial de la Salud, están destinando muchos esfuerzos en este sentido. Al leer los rótulos de los alimentos, el paciente y la familia pueden descubrir sus mejores alternativas para reducir el sodio total ingerido durante el día”.
Kabbache señaló que se denomina sodio oculto “al que llega a nuestra comida sin que lo hayamos agregado en la cocción o en la mesa. La forma para detectarlo es leer la composición de los alimentos, para lo cual la legislación obliga a que todos los productos elaborados describan la cantidad de sodio que contienen. Las sociedades científicas están haciendo también un esfuerzo por promover mayor concientización en el tema a través de la divulgación profesional y a la población general”.
En ese sentido, Daghero apuntó que “si una preparación tiene entre sus ingredientes un alimento industrializado, ya contiene una cantidad importante de sodio”. “Por ejemplo –graficó– medio cubito de caldo aporta más de 800 mg. de sodio (el 40 por ciento del sodio diario recomendado); una porción de pescado enlatado aporta alrededor de 450 mg. de sodio. Con lo cual, si además agregamos sal, podríamos sobrepasar en una sola comida el total de la recomendación diaria”.

Sustitutos
Existen combinaciones de condimentos que hacen muy sabrosa la comida. En las mezclas se puede usar ají molido en carnes asadas, orégano y comino en salsas, laurel, ajo, cilantro, ciboulette, jengibre, pimienta negra o blanca (o las variantes).
En la dosis racionalizada y en la combinación justa, muchas veces estas especias son mejor toleradas que la sal de mesa.
En conclusión, se logrará un resultado satisfactorio y se evitarán riesgos a corto o largo plazo a través de la variación de sabores y condimentos. Por otro lado, es importante hacer hincapié en la importancia de conocer los productos, tomarse el tiempo de leer los rótulos y consultar al médico y al nutricionista para un tratamiento serio.

Fuente La Voz del Interior

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