Cuestión de piel

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Muy sabrosa cuando se la consume en su madurez. Esta fruta tiene forma redondeada o de lágrima, con una piel más o menos lisa, verde, que se torna amarillenta con el tiempo, al igual que se dulcifica. Su alto contenido de líquidos la convierte en un alimento con un bajo contenido calórico. En su composición se destaca su aporte de azúcares, fibra (2,2 g/100 g), minerales como el potasio (130 mg/ 100 g) y taninos de acción astringente.
Un aporte regular de potasio es esencial en el control de la hipertensión. En cuanto a sus vitaminas, se encuentra la provitamina A (2 mcg/100 g), vitamina C (5,2 mg/100 g) y antioxidantes.
En la piel de las peras se encuentran altas concentraciones de diversos antioxidantes (ácido clorogénico, flavonoides y arbutina). Su aporte de ácido ascórbico (vitamina C) es cuatro veces mayor en la piel que en la pulpa. Al tener más antioxidantes en la parte externa, un buen consejo sería comerlas sin pelar, y siempre bien lavadas para eliminar restos de suciedad y residuos. Su bajo contenido de hidratos de carbono y sodio y su alto valor en potasio las hacen muy recomendables para quienes sufren diabetes, hipertensión arterial o afecciones cardiovasculares.
Los taninos son los responsables del poder astringente. Comer peras junto con otras frutas ayuda a compensar los requerimientos diarios de 
minerales que necesita nuestro organismo.

Fuente Graciela R. Ravazzani (Nutricionista)

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