En medio del dolor por el crimen de la modelo, sigue la tensión en Venezuela

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Génesis Carmona, estudiante de marketing y modelo de 21 años, falleció ayer al mediodía tras pasar 24 horas en estado crítico debido a un disparo que recibió en la cabeza el martes.

MODELO ASESINAD

Tras una noche signada por focos de protestas opositoras y enfrentamientos aislados con la Policía, comienza en Venezuela un día que estará maracado por el sepelio en Valencia, capital del estado Carabobo, de la joven modelo que murió ayer al mediodía.

Génesis Carmona, estudiante de marketing y modelo de 21 años, falleció ayer al mediodía tras pasar 24 horas en estado crítico debido a un disparo que recibió en la cabeza el martes, mientras participaba de una marcha opositora en Valencia, a unos 200 kilómetros de Caracas.

En Valencia el día comenzó con tranquilidad, según la cadena informativa Globovisión, pero se prevé una jornada multitudinaria de protesta con motivo del sepelio de la modelo.

Por otra parte, también se presta atención a la evolución de otra jóven que fue herida con balas de goma durante una manifestación opositora, así como al estado de salud de dos efectivos de Policía que resultaron heridos en enfrentamientos con manifestantes.

La noticia de su muerte alentó nuevas protestas aisladas, sobre todo en los barrios del este de Caracas, donde hasta entrada la noche había barricadas con fogatas de basura y grupos de personas haciendo sonar cacerolas y gritando consignas contra el gobierno.

El presidente Nicolás Maduro se condolió ayer por la muerte de Carmona, pero agregó que los análisis de balística indican que la joven recibió la herida en la parte posterior de la cabeza, por lo que podría haber sido herida por los propios manifestantes, «que buscan una víctima para achacarle al gobierno», según dijo en un tramo de una extensa transmisión de TV, que acaparó la cadena nacional durante unas tres horas.

Mientras tanto, en el Chacao, uno de los cinco municipios en que se divide Caracas, las protestas se mantuvieron con fuerza hasta avanzada la noche.

Chacao es un bastión antichavista, donde gobernó el líder del partido socialdemócrata Voluntad Popular (VP), Leopoldo López, a quien anoche se le dictó prisión preventiva por cargos que incluyen «asesinato» y «terrorismo» y permanece detenido en la prisión militar de Ramo Verde.

María Bethania Escobar, de 20 años, se acercó anoche a los equipos de prensa de Télam y Univisión, en proximidades de la Plaza Altamira, donde aún quedaba en el aire olor a gases lacrimógenos. Llevaba las rodillas y las ropas sucias y no paraba de llorar.

«Nos atacaron. Fue la Policía. Estábamos protestando porque este gobierno nos ha sacado todo y de pronto nos encañonaron, nos sacaron fotos y nos ficharon. Nos asustaron mucho y finalmente nos dejaron ir, pero tuve mucho miedo, porque si esta gente viola a los hombres pensaba qué me harían a mí, que tengo 20 años», dijo entre lágrimas.

Más armada, Irene González, una mujer adulta, confirmó la versión de la joven y explicó que ella estaba en la plaza porque había ido a llevarles comida y agua a quienes manifiestan contra el gobierno. «Yo les pido a las madres, a las que tenemos hijos que quieren progresar en este país, que salgamos todas a defender a nuestros hijos».

Mientras ambas mujeres hablaban con la prensa se escucharon varios disparos y desde un edificio volaron algunas piedras hacia el lugar donde estaba la prensa.

En los barrios opositores de Caracas hablan de los «colectivos», como denominan a los grupos chavistas radicalizados, que van en motos y a los que se acusa de haber sido autores de los disparos contra las manifestaciones opositoras.

El colectivo más conocido es Tupamaros, que dirige Albert «el Chino» Carías, quien ha prometido en reiteradas oportunidades «defender con balas a la Revolución Chavista».

El caso es que no sólo los «colectivos» se movilizan en motos. En Caracas hay incluso mototaxis, pero cada vez que aparece una con dos personas a bordo hay un instante de tensión, porque nadie sabe a ciencia cierta quién se acerca.

«Esa gente quiere mantener sus provilegios, porque perdieron la teta; ese es su problema. Ellos buscan el poder, la silla», fue la interpretación de un taxista, evidentemente chavista, que llevó a los cronistas de Télam hacia el centro de la ciudad, donde gobierna el oficialismo y no había, al menos anoche, focos de protesta. Telam

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