Asma: corticoides y aerocámaras

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Tos, silbidos en el pecho y dificultad para respirar son síntomas que caracterizan al niño asmático. Que estos síntomas se repitan con frecuencia es común en los niños de todo el mundo. Científicos de todo el planeta han corroborado que la población de alérgicos y asmáticos aumentó cual “epidemia” en 50 años.
Padecer dificultad para respirar es de por sí un evento invalidante, rodeado de angustia y temor. En los asmáticos, los síntomas pueden ser precipitados por el ejercicio, el llanto, la risa, los cambios de clima, la exposición a alergenos específicos (como polvillo), entre otras causas. Una tormenta que se avecina, un resfrío común o la visita de un “amante” de los gatos implican a veces el comienzo de tos, sibilancias que, de no recibir adecuado control, pueden culminar en crisis que requieren internación.

Corticoides y asma

Gracias a su efectividad, los corticoides han sido usados para tratar el asma desde su aparición en el mercado farmacéutico, hace más de 60 años. Pero, desafortunadamente, su efectividad es paralela a su potencial de provocar efectos secundarios indeseables. El corticoide es una hormona que causa efectos en prácticamente todas las células del cuerpo. Los corticoides fueron usados desde su aparición de modo sistémico. Esto significa que el medicamento era administrado por boca o de manera inyectable. En cualquiera de las dos maneras, el fármaco llega a actuar no sólo en el pulmón, sino en todos los órganos del cuerpo, ocasionando efectos no queridos, por ejemplo, en huesos, sangre y piel.

La aparición de los corticoides inhalados hace aproximadamente 40 años representó una excelente noticia para todos los asmáticos del mundo. Este modo de administrar al medicamento permite principalmente dos cosas. Primero, llevar el remedio directamente al sitio en el que se pretende tenga efecto (en el caso del asmático, al pulmón). En segundo lugar, permite una alta efectividad terapéutica con dosis muy bajas. Estos dos hechos se traducen en efectividad del tratamiento y prácticamente ausencia de efectos secundarios indeseables.

Aerocámaras

¿Qué son y para que sirven?
Los corticoides y otras drogas de administración inhalada vienen envasados en aerosoles presurizados que liberan una dosis “gaseosa” al ser accionados con los dedos. Las empresas farmacéuticas graficaban (y a veces todavía lo hacen) cómo acercar a la boca el pico del aerosol y coordinar el “disparo” con la inhalación para llevar el aerosol a los pulmones.

Para el caso de los niños pequeños, que no tienen la habilidad de coordinar la inhalación con el disparo, se inventaron las aerocámaras. Estas actúan como un reservorio en el cual queda suspendido el disparo del aerosol mientras es paulatinamente inhalado en cada respiración por la boca del niño al ser sujetado durante unos segundos en el otro extremo de la aerocámara.

¿Deben usarlas sólo los niños?
No. Que quede muy claro: todos los pacientes que reciben medicamentos inhalados deben usar una aerocámara. ¿Por qué? Un medicamento inhalado tiene mucho menos efectos indeseables que el mismo medicamento administrado de modo sistémico (por boca o inyectado). Los efectos no deseados son producidos, sobre todo, por el medicamento que circula por todo el organismo y no por la fracción del medicamento que llegó al pulmón. Cuando se usa el aerosol sin la aerocámara, el 80 por ciento de esa dosis “gaseosa” queda retenida en la cavidad bucal (y se traga) y el 20 por ciento restante llega al pulmón.
La porción “tragada” viaja junto con la saliva hacia el estómago, desde donde es absorbida, y comienza a circular en sangre llegando a todos los órganos del cuerpo y causando los efectos indeseables.

Sin fantasmas
Así como los fantasmas, a los niños (y a algunos adultos) el asma causa miedo. Tenemos que evitar el miedo a esta enfermedad tan común. El camino es el conocimiento. Prácticamente todos los asmáticos pueden llevar una vida normal y productiva. Todo depende de un correcto diagnóstico y tratamiento. Si hay antecedentes familiares de alergias en un niño asmático consulte con un alergista pediatra, quien le brindará el enfoque óptimo para su caso.
Los pacientes con asma son un grupo heterogéneo en muchos aspectos. Los une la dificultad respiratoria, pero mientras algunos sufren las crisis durante todo el año, otros las padecen solo en una estación determinada (invierno o verano), algunos mejoran con corticoides inhalados rápidamente y otros responden a otros remedios. Algunos mejoran con vacunas para la alergia y, para otros, ese tratamiento no da efecto. Algunos comienzan con sus crisis en sus primeros años de vida y otros luego de la adolescencia. Conocer esas diferencias permite el mejor tratamiento.

Fuente La Voz del Interior

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