Vacacionar sin enfermarse

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Viajar puede conllevar riesgos para la salud, en especial si se trata de destinos exóticos o si la persona tiene dolencias crónicas. Una consulta previa puede prevenir muchos inconvenientes.

Consultar antes, lo ideal
En ese contexto, y ante la realidad de que en el mundo cada año millones de personas se trasladan de un continente a otro, la medicina del viajero se ocupa de prevenir las enfermedades que pueden ocurrir durante un viaje, y también, luego de realizarlo, de diagnosticar y tratar las dolencias que fueron adquiridas durante su transcurso.
“Ante un viaje a otro país, lo ideal es hacer una consulta con el médico de cabecera aún cuando no se tenga un problema puntual de salud, para informarse sobre las medidas de prevención que es prudente tomar ante el destino elegido, como la aplicación de algunas vacunas”, señala Ulloque.
En tal sentido, Mínguez subraya que esa visita es imprescindible para quienes tienen alguna enfermedad de base (como hipertensión, diabetes, problemas cardíacos, etcétera), ante un embarazo, y también para los viajeros que visitarán destinos exóticos.
“En el primer caso, lo ideal es consultar al médico de cabecera y, en el caso de que se proyecte viajar a lugares no habituales, se recomienda consultar en Medicina del Viajero”, indica el infectólogo.

Problemas más frecuentes
De acuerdo con Mínguez, los inconvenientes de salud más frecuentes entre quienes viajan son los accidentes de tránsito, así como luxaciones y quebraduras de miembros inferiores; los problemas vinculados a la alimentación y al consumo de agua no segura, que dan origen a la diarrea del viajero; la exposición excesiva al sol; y la imprevisión sobre la medicación habitual.
“Es fundamental en cada viaje llevar la cantidad de medicamentos necesaria para toda la duración del viaje, y no transportarlos todos juntos por si una valija se extravía o se demora, además de tener una receta médica con las drogas originales por si se pierden”, aconseja el especialista.
“Y también es básico contar con un seguro de asistencia al viajero que sea adecuado para el destino”, afirmó.
Con respecto a la alimentación, Mínguez recomendó consumir sólo agua segura, en particular embotellada, y asegurarse de que hielo, jugos y licuados estén hechos con agua potable.
También aconsejó evitar las comidas crudas o semicrudas, los alimentos que se venden en forma ambulante y aquellos que puedan haber perdido la cadena de frío.
“También es muy importante prevenir las picaduras de insectos, que pueden transmitir distintas enfermedades como el dengue, la malaria o la fiebre amarilla”, subrayó.
Un caso especial son los bebés y los niños pequeños que, según advierte el Ministerio de Salud de la Nación en la web sobre salud del viajero, son más vulnerables a la deshidratación, por lo cual las enfermedades gastrointestinales suelen ser más graves en ellos.
Para prevenir estas enfermedades, se recomienda garantizar que sólo consuman agua segura y alimentos bien cocidos, así como mantener el amamantamiento durante todo el viaje. Además, si el destino es tropical, se aconseja tomar precauciones para evitar los efectos nocivos de la exposición solar (deshidratación, golpe de calor o quemaduras).

A la vuelta
Evaluar al regreso que las personas hayan vuelto sanas, o diagnosticarlas y tratarlas si contrajeron alguna enfermedad, es también parte de la medicina del viajero.“Si al regreso del viaje aparecen síntomas, es necesario realizar una consulta con un especialista, en especial si no se trata de un cuadro pasajero”, indica Mínguez.

Cinco consejos para volver sano
– Consulta previa. En el Hospital Misericordia se creó en agosto pasado el área de Medicina del Viajero, que depende del servicio de Infectología. Allí se brinda asesoramiento personalizado según el destino elegido y la condición de salud y las características de los viajeros, en forma gratuita.

– Vacunas. Se debe prever con tiempo la aplicación de las vacunas necesarias para el destino elegido. Además, se recomienda revisar que esté completo el esquema de vacunación de niños y adultos y, si no es así, aplicar las dosis que faltan antes del viaje. En el caso de los adultos, son la Doble Adultos, sarampión, rubéola y hepatitis B.

– Seguro. Contar con un seguro de asistencia al viajero es necesario para garantizar atención médica en el lugar de destino. En muchos países la asistencia sanitaria no es gratuita.

– Alimentación. Las enfermedades de transmisión alimentaria son, junto con los accidentes de tránsito, los problemas más frecuentes que sufren los viajeros. Suelen originarse en la ingesta de comida o agua contaminada. Para prevenirlas, se recomienda evitar las comidas crudas, la que se vende en la calle y la que pueda haber perdido la cadena de frío. También, beber agua preferentemente embotellada.

– Sol y picaduras. Cuidarse del sol, del calor excesivo y de la deshidratación, en particular en destinos tropicales. Prevenir las picaduras de mosquitos con repelentes, ya que son la vía de transmisión de enfermedades como dengue, malaria y fiebre amarilla.

Fuente La Voz

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