Violencia y marginalidad

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El modelo de violencia, y lo que piensan acerca de ella los jóvenes de sectores y barrios periféricos de nuestra ciudad.

Debemos aclarar que las conclusiones que se obtuvieron son productos de un grupo etario de adolescentes, de hogares precarios que ni estudian ni trabajan; son estos jóvenes los invisibles para una parte de la sociedad, pero visibles para los que nos dedicamos a indagar y pesquisar que piensan sobre la problemática de la violencia, como la sienten, la conceptualizan y como afectan sus emociones. Convengamos que hay gente que, en algunos casos, viven al margen de un trabajo y, por ende puede caer en algunos casos en el delito. Nos llamó la atención el claro concepto de violencia que tienen entre ellos, sus pares, y aceptan ser protagonistas de esas situaciones tanto física, psíquicas y verbales. Entre las conclusiones me gustaría destacar lo siguiente. Los lugares donde se produce con más frecuencia son en los bailes y en la calle (recordemos que estos jóvenes no están escolarizados). Lo que sí nos parece muy preocupante, es que no se sienten molestia emocional ante las agresiones o motes agresivos, no les genera alguna reacción en su subjetividad, por ejemplo en su autoestima, y entendemos que ello se debe que estos jóvenes excluidos de nuestra sociedad, no han podido construir una autoestima, de allí que no los dañe, por que ya está dañada, y protegida por “el paraguas” de la calle. Me parece importante detenerme en esta autoestima perdida y en las carencias que sufren generando seres humanos sin objetivos ni esperanza, entregados al día día a ver que es lo que pasa. Uno de ellos nos explicó que tapan sus tiempos y frustraciones con el consumo de sustancias adictivas.

¿Cómo actúan ante la agresión típica? Defendiéndose si es necesario verbal o a los golpes. Con respecto a quién recurre cuando están en esas situaciones, algunos contestaron que recurren a la policía; y con respecto a la comprensión familiar o nuclear que supuestamente están insertados, muy pocas veces recurren a ellos por la poca contención de ese grupo familiar de pertenencia. En otros casos afectan su autoestima reaccionando cuando los motes son muy agresivos, algunos se sienten molestos y otros no les afecta. Los que les afecta la reacción que les provoca son muchos nervios y en algunos casos continúan con la situación de violencia.

Debemos tomar conciencia de su existencia y problemática; no esperar que vengan a pedir ayuda, encerrándose en grupos cerrados donde se construyen solidaridades entre ellos y los vecinos; construyéndose así una lealtad entre ellos y vecinos para poder convivir. Esta cadena solidaria demuestra la capacidad que tienen de formar cadenas solidarias, pues encuentran entre ellos apoyo y respeto entre ellos. La problemática se da entre los grupos antagónicos que luchan por un territorio o determinados objetivos.

Una anécdota para terminar “Ví a un guardia apalear a un perro. El animal aullaba mientras recibía los golpes. Yo dije ¿Oh, perro porque te ha golpeado? Y él respondió: porqué no puede soportar (el guardia) ver a alguien que lo supere”

 

LIC. ELENA FARAH

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