Dormir no es un sueño

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Hoy el descanso está rodeado de un sinnúmero de artefactos de confort. Tal vez porque aquel hombre no tenía ministro de economía en quien pensar, en cambio hoy nos levantamos como si no hubiéramos descansado, como si hubiéramos recibido una paliza y, en esas condiciones se inicia la jornada laboral. Para que esto no suceda es necesario apoyar todo el cuerpo, brazos y piernas sin distenderse ni flexionarse excesivamente, de manera que todos los músculos estén en absoluto reposo; no se imponga horarios rígidos, se duerme bien a cualquier hora, especialmente en las dos primeras del sueño, el resto es un largo despertar. Su dormitorio debe ser la mejor habitación de la casa, seca, aireada y silenciosa. Los abusos en la bebida o el cigarrillo pueden producir sueño agitado y sobresaltos al igual que una ingesta copiosa, es necesario alimentarse bien y realizar una buena digestión. No duerma como una piedra, cada vez que se despierte o tome un poco de conciencia, trate de adoptar la postura boca arriba, con brazos a los costados, un buen descanso se ve favorecido por un adecuado régimen de ejercicios físicos. Ajuste la duración de su reposo a los requerimientos de su organismo, esos pueden variar entre 6 a 9 horas diarias. En la vejez no se preocupe si descansa 4 a 6 horas por día, es un natural retorno a la infancia y dormir de a ratos y poco durante la noche.
Usted tiene más motivos para estar despierto que el hombre de las cavernas, su vida es incomparablemente más rica e intensa; por eso debe saber dormir. Vivimos, en nuestro país con sobresaltos, tanto sociales como materiales que convirtieron tanto a porteños como a provincianos en gente poco equilibrada, altamente irritable. Con un buen dormir se recupera de los días difíciles para comenzar otro tal vez mejor.
Algún día el despertador será una curiosidad en algún anticuario. Por ahora es el símbolo de una realidad ineludible, vivimos y dormimos contra el tiempo. El rigor de su odiada campanilla nos marca los limites del descanso e indica imperiosamente nuestras obligaciones cotidianas, a diferencia del cavernícola que el sol lo despertaba y también lo mandaba a dormir. Hoy, automatizados comemos, trabajamos, amamos, estudiamos, con el peso de las agujas sobre nuestras espaldas. Tal vez estos consejos sirvan para dormir mejor y enfrentar la vorágine cotidiana en mejores condiciones.

Fuente www.furmanenlared.com.ar

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