Llamado accidente cerebrovascular (ACV), ataque cerebral o stroke, se divide principalmente en dos grandes grupos: isquémicos –aquellos donde la interrupción del flujo sanguíneo se produce por la obstrucción de una arteria del cerebro–, y hemorrágicos –aquellos en los que ocurre un sangrado como consecuencia de la ruptura de una arteria–.
En la Argentina el tipo isquémico representa el 80% de los casos. Si bien el tratamiento del ataque cerebral isquémico es diferente al del hemorrágico, comparten muchos factores de riesgo que pueden llevar a causarlos.
Para el doctor Gabriel Persi, coordinador del Área de Neurología Vascular del Instituto de Neurociencias Buenos Aires (Ineba), «conocer los factores de riesgo es fundamental ya que su correcto control previene la mayoría de los ACV; tanto es así que los especialistas dejaron de hablar de accidente cerebrovascular para hablar de ataque cerebral, ya que al ser posible tomar medidas para que no ocurra deja de ser un accidente».
Los principales factores de riesgo «modificables» que aumentan el riesgo de sufrir un ataque cerebral son: la hipertensión arterial (el más importante), la diabetes, el tabaquismo, la obesidad, la falta de actividad física, el colesterol elevado, el estrés, un tipo de arritmia llamada fibrilación auricular, el consumo excesivo de alcohol y las drogas ilícitas, entre otros.
En la Argentina aproximadamente el 30% de la población es hipertensa y se calcula, que actualmente el 60% de ellos no lo saben. De quienes saben que son hipertensos, el 22% no estaría tratado y de los tratados alrededor de la mitad no logra tener controlada su presión